El sacerdote Carlos Rincón, pide a las autoridades que le presten resguardo a las iglesias durante el día y la noche, pues esta es la décima vez que ingresan los vándalos a robar
Por décima vez los ladrones penetraron a la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, en el sector María Alejandra de la parroquia El Rosario de La Villa. En esta oportunidad rompieron el portón, una ventana, el sagrario de Jesús sacramentado y la protección de dos aires acondicionados de 24 BTU, que fueron extraídos y robados.
El padre Carlos Rincón, párroco de la iglesia y la hermana Matilde Polanco, perteneciente a las Hermanas de Jesús, contaron que los vecinos los alertaron de lo ocurrido, ayer a las 6.30 de la mañana cuando observaron los daños que ocasionaron al recinto religioso.
“Ya basta de tantos ataques a la iglesia. Por décima vez penetran y se llevan los equipos. Siempre denunciamos los robos ante las autoridades y nunca hay una respuesta sobre estos hechos delictivos”, afirmaron. Mientras que las personas que habitan en las adyacencias informaron que la acción fue perpetrada a primeras horas de la madrugada, porque escucharon el incesante ladrido de los perros del sector.
En otras oportunidades también han hurtado equipos de sonidos y otros enseres que se obtienen gracias al trabajo mancomunado entre los representantes de la iglesia y la ayuda de la comunidad. En el penúltimo robo los delincuentes dejaron tirado un teléfono y se pensó que podía ser un elemento que serviría para la investigación y lograr la captura de los responsables. Sin embargo, al igual que los anteriores hechos delictivos, no hubo una respuesta satisfactoria.
Las acciones vandálicas contra otros templos en la parroquia El Rosario se cometen a cada momento. En la iglesia Cristo Rey han ingresado tres veces durante este año llevándose equipos de aires acondicionados, artículos de oficinas y alimentos pertenecientes a la organización Cáritas Cristo Rey. La semana pasada, en la iglesia Corpus Christi, de la urbanización La Colina, robaron bombillos ante la mirada atónita de los vecinos, que llaman a los cuadrantes y nunca responden.