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Con la pena reflejada en su rostro, la venezolana Rosa Rodríguez se lamentaba hoy tras creerse fuera de la final de lanzamiento de martillo en el Mundial de Atletismo de Beijing. Pero lejos de eso, la atleta se convirtió en la segunda de su país en disputar una final mundialista tras Eduar Villanueva en la prueba de 1.500 de Daegú 2011.
“Me voy un poco molesta conmigo misma. Trabajé los Juegos Panamericanos pensando en este torneo. Quería hacer mi mejor marca personal y pasar a la final, pero no pudo ser. Ahora toca ponerse a trabajar y pensar en los Juegos de Río 2016”, comentó la venezolana.
Pero resultó que la deportista de San Miguel de Acarigua no había quedado fuera de la ronda decisiva al final de todo. Rodríguez consiguió el pase a la final de mañana, aunque con algo de retraso y notable suspense.
En el momento de abandonar la pista, la venezolana no confiaba en que su marca de 70,57 metros bastara para sellar su clasificación. Pero faltaba por disputarse la eliminatoria del grupo B, que comenzó poco después y donde apenas cuatro participantes lograron mejorar su registro, con lo que superó el corte de 12 en el 10mo lugar.
“En Moscú lancé sobre los 69 y aquí pensaba que podría estar sobre los 72, pero son cosas que pasan. Los nervios son inevitables. Hay que trabajarlos e intentar aprovechar ese exceso de adrenalina que existe en las competencias”, dijo la desconcertada Rodríguez, que tuvo un único lanzamiento válido además de dos nulos. “En el tercero sentí que iba para una buena marca. Intenté lanzar un tiro ganador, pero se me adelantó y lo estrellé contra la malla”.
A la venezolana, que se inició como corredora, le traicionó quizás el ardor competitivo sobre el círculo de lanzamiento y la frustración propia de un deportista autoexigente ante los medios. Puede que su desencanto en el anterior mundial de Moscú, cuando se perdió la final por un escaso margen, precipitara su pesimista lectura de lo acontecido. Pero la actual campeona de los Panamericanos tiene ahora una segunda oportunidad de validar su mejor registro de la temporada, 73,06 metros, que hubiera igualado el tercero mejor de la ronda clasificatoria del miércoles.
A sus 29 años y con cuatro mundiales a cuestas _ incluido el de Beijing _, cuenta también con una plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2010, un título en los pasados Sudamericanos y vive, aunque con despisten puntuales, su mejor momento deportivo, con boleto ya asegurado para los Juegos de Rio del próximo año.
“Ahora voy a trabajar la parte física y bajar de peso para aumentar la velocidad. Debo mejorar también mi técnica en el tercer y cuarto giro”, avanzó camino del vestuario.
No tan rápido. Antes de Río, de sus seis dobles sesiones de práctica semanales en Eslovenia, donde entrena, y de su vuelo para iniciar vacaciones en San Miguel de Acarigua, tiene una cita pendiente y de histórico valor: la primera final en martillo para Venezuela.