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La expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, rechazó categóricamente que haya recibido sobornos para ninguna de las campañas presidenciales en las que ha participado ni de la empresa Odebrecht ni de ninguna otra. “Nunca pedí coimas, nunca recibí coimas, y de hecho nunca hablé con todos aquellos que ahora están siendo investigados o presos por haber pagado coimas”.
La primera mujer presidenta de Brasil indicó que la financiación de su última campaña fue íntegramente declarada y que el monto es conocido públicamente, 350 millones de reales (110 millones de dólares al cambio actual).
Rousseff también cuestionó las denuncias de los ejecutivos de Odebrecht y consideró que se están beneficiando del sistema de acusación a cambio de rebajas de las eventuales penas que pesan sobre ellos (delaçao premiada), lo que a su entender vicia todo el proceso y lo hace dudoso.
“Yo soy una persona que necesita ver las pruebas. Si se acusa de algo tiene que estar sustentado con pruebas, no en declaraciones”. La expresidenta brasileña, que fue destituida de su cargo por el Parlamento y fue acusada de incumplir las leyes fiscales del país, señaló que no se va a presentar a ningún cargo electo en el futuro.
“Yo hice política de los 15 a los 60 años sin ocupar ningún cargo electo, siempre fui militante y lo seguiré siendo en el futuro”. Durante meses, altos ejecutivos de importantes empresas brasileñas, especialmente de la constructora Odebrecht, han confesado haber pagado coimas de más de cien millones de reales (31,4 millones de dólares) para financiar la campaña de la exmandataria.