
Según
Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, suspendida por un juicio de destitución que está en su fase final, afirmó ayer que el país precisa una reforma política y unas nuevas elecciones para superar el "desgaste" causado por el proceso en su contra.
"No es posible tapar el sol con un dedo" y no percibir que "hubo un desgaste constitucional" provocado por el "juicio sin crimen" al que está sometida, dijo a corresponsales extranjeros la mandataria, acusada de irregularidades en el manejo de los presupuestos y otras violaciones de las leyes que regulan el uso del dinero público.
Según Rousseff, "es un hecho" que el "nivel de estrés y desgaste" causado por el juicio político impone un nuevo "pacto democrático basado en el voto popular" y que obliga a anticipar las elecciones previstas para 2018, aunque "respetando" el mandato que recibió en las urnas y reconociendo su "inocencia".
La propuesta de convocar a un plebiscito para que la sociedad decida sobre unas nuevas elecciones fue incluida en una llamada "Carta a los Brasileños" que presentó esta semana, frente a la fase final del juicio político que comenzará el próximo día 25.