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Lo último que escuchó Luis Raúl Urdaneta (51), antes de que tres balazos lo atravesaran, fue su nombre. Unos cinco desconocidos lo sorprendieron el viernes a las 9.00 de la noche en el interior de su vivienda, en la calle 121 del barrio José Alí Lebrún, parroquia Antonio Borjas Romero.
Urdaneta conversaba con su hermana María Eugenia Villalobos; los homicidas interrumpieron la reunión, lo llamaron por su nombre y al voltear, uno de los maleantes lo sacó a empujones hasta el frente de la casa y le disparó tres veces, contaron los testigos a la Policía.
Al escuchar las detonaciones, Villalobos corrió a buscar a su hermano y lo encontró en la acera, se ahogaba con su propia sangre. Los asesinos huían a pie del barrio, mientras la mujer pedía ayuda a gritos. Ningún vecino se le acercó.
La pariente de Urdaneta paró un porpuesto y le suplicó al conductor que la ayudara a montar a Luis, quien aún estaba con vida. "En el camino me decía: 'Hermanita no me dejéis morir'", recordó Villalobos en la comandancia.
En el Hospital Universitario de Maracaibo, los médicos intervinieron al herido. No sobrevivió. El portero le notificó ayer, a la 1.00 de la madrugada, a María Eugenia que su hermano había fallecido. Las balas perforaron los órganos y le originaron una hemorragia interna.
Los familiares de Urdaneta acudieron hasta la sede de la Policía científica en Altos de Sol Amada para declarar y gestionar la entrega del cadáver. Desconocían el motivo del asesinato. "Luis no tenía problemas con nadie, revendía productos regulados en Colombia. Era el quinto de nueve hermanos y tuvo tres hijos".
Un policía comentó que hace 23 años estuvo preso por el delito de robo genérico en El Moján y era conocido en Carrasquero como un delincuente "movido". El crimen se maneja como una venganza.