Salario muy mínimo

La forma absurda como maneja Maduro la economía es otra prueba de que es urgente propiciar un cambio, por eso seguimos trabajando para rescatar a Venezuela

En cualquier parte del mundo un aumento salarial y de los beneficios a los trabajadores sería una buena noticia. En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro decretó un nuevo aumento del 50 por ciento en el salario mínimo y de la base de cálculo para el cestatique, pero las condiciones de la economía diluyen cualquier efecto positivo de esa medida.

Vale la pena destacar que los aumentos de sueldo, si no están acompañados de un aumento en la producción de bienes y servicio solo contribuyen a aumentar los precios, eso es el funcionamiento básico de la economía, pero no solo los economistas lo saben, el ciudadano de a pie sabe (por experiencia), que los aumentos vienen acompañados de una subida drástica en los precios; el problema es que Maduro ni sabe de economía básica ni de lo que viven los ciudadanos.

En todo caso, el salario mínimo integral que ha sido elevado a 65 mil bolívares, solo alcanza para cubrir el 17 por ciento de la canasta básica de una familia, es decir; que se necesitan seis salarios mínimos para cubrir los gastos elementales de una familia conformada por dos adultos y tres niños. 

Ahora bien, el problema real de la economía en Venezuela es la falta de producción y de divisas para importar los bienes que no se producen en el país. Mientras ese problema persista, los constantes aumentos solo incrementarán la liquidez monetaria y serán tan útiles para combatir la inflación, como la gasolina para combatir un incendio.

Debe señalarse, que en 2016 el salario mínimo ha sido incrementado 134 por ciento, pero la inflación esperada para este año es de 700 por ciento, lo cual augura que los precios se disparan a un nivel mucho más acelerado de lo que pueden subir los salarios. Maduro en su empeño de crear una sensación de estabilidad para los trabajadores, termina dañando la capacidad de compra de los venezolanos.

Por otra parte, el aumento que ya es insuficiente para un trabajador corriente, es aún peor para nuestros abuelos, puesto que el Presidente ha elegido el bono de alimentación (cestatique) para incrementar los ingresos, pero se niega a pagar este beneficio a los jubilados y pensionados, a pesar de que la Asamblea Nacional aprobó una ley que lo obliga a ello.

En resumidas cuentas, la forma absurda como maneja Maduro la economía es otra prueba de que es urgente propiciar un cambio, por eso seguimos trabajando para rescatar a Venezuela y traer políticas económicas sensatas, que aumenten el poder adquisitivo de los ciudadanos y traigan prosperidad al país.

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