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El presidente colombiano Juan Manuel Santos espera que Estados Unidos saque a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de la lista de grupos terroristas y suspenda las órdenes de captura por narcotráfico contra sus comandantes una vez que se firme un acuerdo de paz con la insurgencia izquierdista más antigua de Latinoamérica.
En una entrevista con The Associated Press días antes de viajar a la Casa Blanca, Santos hizo hincapié en la importancia que juega Washington en más de tres años de conversaciones de paz con los rebeldes.
Su reunión del próximo 4 de febrero con el presidente estadounidense Barack Obama se enmarca dentro de la celebración de los 15 años del Plan Colombia y los más de 10 mil millones de dólares que Estados Unidos ha aportado en estos años en ayuda militar y contra el tráfico ilegal de drogas a su más fiel aliado en la región.
Ese encuentro se produce en un momento crucial de los diálogos de paz entre el gobierno y la guerrilla: Las conversaciones de paz que se celebran en Cuba han llegado a un punto que ambas partes definen como de no retorno, y se espera que en marzo, por lo pronto, puedan anunciar un acuerdo final para poner fin a más de medio siglo de enfrentamientos y derramamiento de sangre.
Santos dijo que si se llega a un acuerdo de paz con las FARC, el Departamento de Estado debería dejar de considerar terrorista al grupo insurgente en un breve plazo y sacarlo de la lista de la que forma parte desde 1997, junto a grupos como Al Qaeda o el radical Estado Islámico.
Las FARC, que como parte del diálogo de paz ya renunciaron a practicar secuestros y declararon una tregua unilateral, reclaman esta medida desde hace tiempo.
“Si lo firman es porque tenemos un calendario y las FARC se han comprometido a deponer las armas y hacer la transición a la vida legal. Así que yo diría que sí, espero que sea removida de la lista de terroristas”, dijo Santos en una entrevista el jueves en el palacio presidencial. Precisamente el jueves, las FARC pidieron en Bruselas salir de un listado similar confeccionado por Europa.
Ante la pregunta sobre cuánto tiempo debería tardarse en lograr que las FARC salgan de este listado, teniendo en cuenta que los paramilitares tardaron seis años en ser excluidos tras su completo desarme, Santo contestó que “cuanto antes mejor”.
En la misma dirección, dijo que le gustaría ver que Estados Unidos sigue su iniciativa al suspender las órdenes de detención que pesan sobre los dirigentes de la guerrilla acusados de narcotráfico, gran parte de los cuales participan en las negociaciones de La Habana.
En 2006, fiscales de Estados Unidos acusaron a 50 líderes de las FARC de suministrar más de la mitad de la cocaína del mundo, algo que el mandatario consideró exagerado y que, en cualquier caso, estaría lejos de la línea de los compromisos realizados en la mesa de negociaciones para abandonar su relación con el narcotráfico y ayudar al gobierno a eliminar los cultivos de hoja de coca.
“Cualquier esfuerzo de Estados Unidos por permitir que apliquemos la justicia transicional, por ejemplo mediante la suspensión de las órdenes de detención, nos ayudaría enormemente”, dijo Santos.