
Claudio
Se escudó con su madre de periodistas y funcionarios. Claudio Jovannis Jiménez Gómez, alias el “Buñuelo”, se entregó a los cuerpos de seguridad luego de someter a una mujer y a su hija, de 11 años. Por cinco horas, amenazó a sus rehenes con una granada y un R-15. Douglas Rico, subdirector de la Policía científica, negoció la entrega de las víctimas mientras docenas de policías custodiaban el sector Primero de Mayo, en Caracas.
El operativo comenzó ayer al mediodía. La Brigada contra Delincuencia Organizada de la Policía Nacional Bolivariana rastreaba en el sector a la banda del “Buñuelo”. Sus secuaces les lanzaron una granada a la comisión, el oficial José Agustín Maza murió y uno de sus compañeros quedó herido.
Se duplicó el patrullaje, los funcionarios dieron con la guarida de Jiménez, este corrió, se escondió en una residencia y amenazó con detonar la granada que portaba y matar a sus dos parientes si no le garantizaban la vida.
Desde las 2.00 de la tarde empezaron las negociaciones. El “Buñuelo” exigió la presencia de un cura, de su madre y fiscales del Ministerio Público. Todo se le concedió poco a poco. Hasta las 7.00 de la noche depuso sus armas y se entregó. Se ocultó de las cámaras detrás de su madre. El secuestrador, a quien vinculan en unos 30 homicidios, le tuvo miedo a los flashes.
“Mañana vengaremos su muerte”, declaró Gustavo González López, ministro de Interior, Justicia y Paz, en una alocusión transmitida por Venezolana de Televisión. Lamentó la pérdida de Maza, a quien describió como un funcionario “destacado” y leyó el prontuario del detenido. “Era el delincuente más buscado”.
Peligrosidad
A Claudio Diovani Jiménez Gómez se le acusa de carbonizar al expolicía, Daniel Suárez, y a su mujer en la Autopista Regional del Centro el 18 de enero y de matar a otros dos oficiales. Azotó la parroquia San Agustín del Sur hasta que la Policía lo detuvo en 2007. Lo condenaron por robo genérico a seis años de prisión, pero cuatro años más recobró su libertad.
Al salir de prisión, el “Buñuelo” se radicó en el Cementerio. Allí lo volvieron a detener, por su participación en el homicidio de Sabek El Hani Haitam, director general de Servicios de Vigilancia Privada del Ministerio de Interior y Justicia, en 2011. Se escapó del penal y siguió con sus andanzas, entre sus 30 víctimas se cuentan un funcionario del Sebin y un detective de la Policía científica.