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La rutina de Wuillinton Ortiz Anton, de 38 años, terminó cuando la bombona de la cocina de su casa explotó el 24 de marzo. Se quemó 50 por ciento del cuerpo y agonizó en el Hospital Universitario hasta el pasado martes, cuando falleció.
La familia explicó que todas las mañanas despertaba muy temprano para freír los pasteles que posteriormente vendía de manera ambulante por las calles de la ciudad. Presumen que había acumulación de gases en la cocina y la llama del encendedor provocó el estallido.
Al herido lo trasladaron del barrio Pradera Baja, parroquia Francisco Eugenio Bustamante, hasta la emergencia del Hospital Universitario de Maracaibo. Tenía quemaduras de segundo y tercer grado, según lo que informaban los médicos, su estado de salud era delicado.
Se recuperaba lentamente, los meses pasaban y su cuerpo parecía que no tenía fuerzas. Le aplicaron distintos tratamientos para lograr que mejorara. Cinco meses y 13 días duró su lucha. Sufrió, el pasado martes a las 7.00 de la mañana, un paro respiratorio y pereció.
“Teníamos mucha fe que saldría de esa cama, ya habían pasado todos esos meses y él seguía vivo”, comentaron los Ortiz.
Wuillinton Ortiz Anton. 38. Se dedicaba a la venta ambulante de pasteles. Vivía en el barrio Pradera Baja. Agonizó cinco meses en el Universitario.