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Siete veces le dispararon a René Ángel Quintero Morales (34), apodado el “Gordo”. Instalaba un puesto ambulante en el barrio Cardoncito 3, cuando motogatilleros lo interceptaron. Al parecer tenía deudas con los delincuentes y por retrasarse en el pago, lo asesinaron.
A un lado de la calle en la parroquia Antonio Borjas Romero, solo quedaban las piedras manchadas de sangre en el puesto de trabajo. Un comerciante recordó que atendía a un cliente cuando escuchó las detonaciones. “Más de siete tiros se escucharon, yo corrí para esconderme”.
Los homicidas llegaron a las 7.30 de la mañana en una moto azul. La víctima acomodaba una mesa con productos junto a su esposa, cuando el parrillero desenfundó un arma y le disparó hasta verlo sin vida. Luego huyeron con rumbo desconocido.
Los averiguadores dijeron que su esposa se lanzó al suelo para abrazarlo mientras pedía ayuda. Ocho curiosos ayudaron a montarlo en un carro particular que lo trasladó hasta el Centro de Diagnóstico Integral Plateja, allí los médicos certificaron su muerte.
La madre de Quintero lloraba desconsolada en las adyacencias del centro asistencial mientras se apoyaba en los brazos de un pariente, entre sollozos recordó que recibió la noticia cuando se arreglaba para un almuerzo familiar donde estaría él.
Su esposa acudió a la sede de la Policía científica para denunciar lo ocurrido. Los funcionarios tomaron las declaraciones y acudieron al CDI para realizar el levantamiento. El móvil que manejan es la venganza.
Hombre trabajador
La comunidad del Cardoncito 3 describió al “Gordo” como un vecino ejemplar. “A las 6.00 de la mañana ya estaba allí”, recordó un vecino. Vendían comida desde hace tres meses y con las ganancias mantenía a su familia. Tres hijos lo ayudaban junto a su esposa con las ventas. Desconocen en qué negocio se involucró que lo llevó a la muerte.
Carita sin foto
René Ángel Quintero Morales. 34. Tenía tres meses con su puesto de comida. Estaba casado y procreó tres hijos.
Pensamiento. Siete impactos de bala perforaron el cuerpo de René Quintero
Leyenda. La madre lloraba en las adyacencias del centro asistencial donde ingresó Quintero sin vida. (Foto: Jose Gil)