Este es un Gobierno que nos niega el derecho a seguir creciendo como seres humanos; pero también es cierto que muchos ciudadanos esperan que un mesías arregle la situación de un solo golpe con la varita de Bambarito
Recuerda siempre que no solo tienes el derecho de ser un individuo, tienes la obligación de serlo. Eleanor Roosevelt
Mirar alrededor de nuestro país y darme cuenta de que en los últimos 10 años hemos involucionado como sociedad, observar que carecemos de necesidades básicas descritas en la pirámide de Abraham Maslow, como: fisiológicas, seguridad, sociales, estima, reconocimiento y autorrealización, y darme cuenta de que apenas estamos llegando a cumplir las primeras, son una muestra clara de nuestra involución.
Este es un Gobierno que nos niega el derecho a seguir creciendo como seres humanos; pero también es cierto que muchos ciudadanos esperan que un mesías arregle la situación de un solo golpe con la varita de Bambarito, siendo esto una de las tantas situaciones que nos han llevado hasta donde hoy estamos.
En países vecinos se lee y escucha cómo ciudadanos venezolanos, se suman a la ola de delincuencia que también azota a estos países, incluso que algunos después de haber recibido ayuda se vuelven victimarios de sus compañeros y si damos una mirada hacia nuestra sociedad podemos darnos cuenta que vemos en los parques infantiles cómo personas adultas los toman para demostrar su amor sin ningún tipo de pudor, el vecino que incomoda al otro con la basura, con el ruido, o el empleado que ya no siente respeto por su trabajo, sus jefes e incluso por su familia.
Quisiera poder escribir sobre una realidad diferente llena de aportes de cada ciudadano que vive en la patria. Estamos siendo sobrevivientes de un sistema que nos quiere cada vez más cavernícolas, desconectados, desconcertados y viviendo de limosnas.
Yo no sé usted mi querido lector, pero mientras yo esté en mi país, lo invito a continuar haciendo las cosas de manera diferente, cediendo paso a los carros, diciendo por favor y gracias al señor que llena el tanque de la gasolina, reprendiendo a nuestros hijos cuando sea necesario, haciendo lo humano posible porque los negocios sigan sumando, buscando gente capaz que no se siente a esperar que las cosas sucedan, sino que gerencie en busca de lo extraordinario, quizás pueda ser una locura el querer enfocarnos en lo bueno y hacer lo bueno, pero creo que como ciudadano que busca la congruencia siendo a veces incongruente, este es el momento de sembrar y escribir, no esperando sentados, sino de pie haciendo lo correcto, y si el miedo se apodera de mí, recordaré esta oración de Tagore “Y si sucumbo, acude a mí con tu brazo fuerte ¡Y dame la paz, y dame la guerra!”