Los detectives de la Policía científica tratan de determinar si los secuestradores y asesinos del comerciante pertenecen a un grupo de irregulares colombianos o son del hampa común
Enio Jesús González, de 41 años, estaba en el frente de su casa, en el sector Gato Rey del municipio Mara, donde siete hombres armados llegaron y se lo llevaron durante el mediodía del pasado domingo. Cinco horas después su cuerpo apareció tiroteado en una trilla de otro municipio del estado Zulia. Sus parientes buscan una explicación.
Los familiares de González llegaron temprano a la morgue forense de Maracaibo, pues su intención era cumplir, lo más rápido posible, con los trámites legales inherentes a la entrega del cuerpo. Ese, según ellos, era un trauma para el que no estaban preparados. Allí uno de sus hermanos explicó que a las 2.00 tarde llegaron los hombres armados.
Aseguró que los antisociales tenían armas largas y cortas. “Mi hermano conversaba con unos vecinos, cuando frente a él se detuvo una camioneta Toyota. Todos los hombres estaban encapuchados”. Indicó que unos sometieron a su pariente y lo obligaron a abordar el rústico. Los otros apuntaban a quienes atónitos veían lo que estaba pasando.
El pariente de la víctima dijo que su allegado acababa de regresar de Campo Mara, donde estuvo comprado la cena. Tras el secuestro corrieron a denunciar el suceso ante las autoridades pertinentes de lo acontecido y comenzó la búsqueda. Al caer la noche todo terminó con el resultado menos esperado por los parientes de la víctima.
Fatal
A las 7.00 de la noche la Policía encontró el cadáver de González. Las radiofrecuencias daban cuenta de un cuerpo en una trilla del sector La Nuevecita, parroquia José Ramón Yépez del municipio Jesús Enrique Lossada. Estaba boca abajo, sin franela y sobre un charco de su propia sangre. Múltiples heridas de balas lo llevaron a una rápida muerte.
Nadie en la familia conoce el motivo por el cual este grupo de delincuentes secuestró y mató a su familiar pues era solo un comerciante. “No nos explicamos, ni entendemos porqué se lo llevaron. Sólo se dedicaba a trabajar, salía temprano de casa y regresaba temprano”.
Los detectives investigan el entorno social del comerciante para determinar la causa que originó el homicidio. Tratan de determinar si se tratan de grupos irregulares colombianos que operan en los municipios fronterizos o de hampa común.
González estaba casado y deja tres hijos en orfandad con quienes vivía en el mismo lugar de donde se lo llevaron. Comercializaba con chivos y era dueño de un camión que usaba para el traslado de los animales. El cuerpo es velado en casa de un familiar en El Moján, municipio Mara para luego ser enterrado en el cementerio María Auxiliadora.