El fin justifica los medios. Hacer a toda la población paupérrima, pusilánime, mediocre, sin ambiciones, dependiente, subordinada y sumisa; tenerla cautiva mediante dádivas de miseria, esperanzas falsas y mucho pan y circo
Qué destino tan desventurado el nuestro, sufrir esta desgraciada dictadura cuyo fin es destruir al país con la única finalidad de mantenerse en el poder y convertirnos en otra Cuba. El mismo intergaláctico lo decía, “son pobres pero felices; no importa si no tenemos para vestir o para comer, de lo que se trata es de salvar la revolución”. Y el ignorante y masoquista pueblo contestaba todo emocionado “con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo”.
El fin justifica los medios. Hacer a toda la población paupérrima, pusilánime, mediocre, sin ambiciones, dependiente, subordinada y sumisa; tenerla cautiva mediante dádivas de miseria, esperanzas falsas y mucho pan y circo. Un pueblo idiotizado, convertido en focas aduladoras y amaestradas que aplauden sin cesar todas las sandeces y sinsabores de estos políticos de pacotilla.
¿Cómo alguien en su sano juicio puede querer vivir en la empobrecida Cuba? ¿Por qué las hijitas de Chávez y otro chavista no residen, estudian, y se curan en la isla de la felicidad? ¿Cómo justifica un enchufado y exhibicionista chavista tener una “camionetonga” que con lo que cuesta, se pudiese mantener un barrio entero durante meses? ¿De dónde sacó el dinero? ¿Cómo permiten esa incompatibilidad de ostentación y socialismo? Son unos hipócritas, sencillamente hipócritas.
Maduro declara por un lado: “a la clase obrera aún le falta mucho para poder asumir la conducción de la economía nacional”. En pleno Congreso PSUV dice: “hasta ahora han fracasado los modelos productivos chavistas y la responsabilidad es mía, tuya, de todos”. Pero a los días expone: “somos el segundo país con la mejor asistencia médica del mundo. Enviaremos a miles de médicos a Colombia, Perú, y Ecuador para ayudar a estos pueblos. Y aquí el sistema de salud en ruinas y miles de médicos migrados.
Freddy Bernal, suelta esta perla. “Hemos perdido incluso, hasta gobernabilidad. Hay que decirlo. Y somos responsables de ello. No es responsable la IV República. No es responsable Carlos Andrés. Somos responsables nosotros, porque tenemos 19 años en revolución y ya somos responsables de lo bueno y lo malo en este país”. ¿Entonces señores? Renuncien, cambien, hagan algo, pero dejen la hipocresía de los golpes de pecho y con el garrote dando. Que oiga quien tiene oídos…