Seremos libres

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El venezolano soñó con un país sin Maduro, mientras avanzaba por las calles blandiendo sus símbolos patrios. Un país donde no se compren conciencias con unas cajas de comida acaparadas por el Estado. El venezolano sabe que no puede esperar

El 2017 no será el año del fin de la lucha por la libertad de Venezuela, ni tampoco el año en que el chavismo se entronizó para siempre. Será el principio del fin del chavismo. Maduro, Diosdado, Delcy, han aparecido sonrientes, pero tendrán un duro despertar, pasaremos el tiempo del duelo por los jóvenes caídos, dejaremos atrás el dolor de la traición y encausaremos la rabia frente a la trampa y el abuso de poder del régimen

Tomará el tiempo que sea necesario, pero el venezolano de hoy no se rendirá. Creen habernos vencido, desmoralizado, comprado o aplastado; pero les digo, el ciudadano no se condena a la impotencia “así no más”, ni se ha convencido a nadie porque se la haya reducido al silencio.

Los vientos de rebelión volverán con más fuerza, para sacudir los estamentos gubernamentales. “Cosas veréis”…la sonrisa burlona chavista se convertirá en mueca; la oposición ciudadana renacerá con más fuerza; la que hace falta para alcanzar nuestros sueños de justicia y libertad.

Sabe que estamos endeudados hasta el cuello, que esa deuda fue contraída por Chávez y Maduro. Conoce a ciencia cierta quiénes son los culpables de tanta tragedia.

El venezolano soñó con un país sin Maduro, mientras avanzaba por las calles blandiendo sus símbolos patrios. Las nuevas generaciones lo visualizaron y se preguntaron ¿si no existiera el chavismo? Están convencidos de que existe un país más digno, sin chantaje, sin hambruna, con medicinas que curen todas esas enfermedades que, habían sido erradicadas.

Un país donde no se compren conciencias con unas cajas de comida acaparadas por el Estado. Con funcionarios honestos, preparados para ejercer sus funciones en beneficio de la comunidad. Distintos cínicos de la talla de los Rodríguez o Chaderton, ni ineptos y dañinos como Iris Valera, corruptos como Diosdado o ladrones como Ramírez.

El venezolano sabe que no puede esperar, solo toma aire para él dar el golpe de gracia. Urge solucionar este desastre y el tiempo es ahora. Se acabó el temporizar, el diálogo estéril o el acomodarse, para esperar por unas elecciones libres, en manos de la delincuente Tibisay.

Surgirán lobos vestidos con piel de oveja, pero ya sabemos cómo se llaman, curiosamente es hora de unidad, pero no esa que conviene a unos pocos. Es preciso la verdadera, la que va a reunir a todos los valientes que, van a hacer realidad el sueño democrático.

Una nueva unidad que deseche los intereses mezquinos y oscuros. Ahora es el momento de limpiar la justicia en Venezuela, de devolverle la imparcialidad a nuestro sistema electoral. De tener un defensor que nos defienda, diplomáticos que nos representen, una policía que nos proteja, unas Fuerzas Armadas que den la cara por nuestra soberanía y un venezolano como presidente.

No es el momento de deprimirnos ni de enfriarnos, es el momento de asumir que es ahora o nunca. Que se trata de los cubanos castristas o de Venezuela, de decidir cómo limpiar el camino, de sacar al país del marasmo económico y de la injusticia social.

Maduro y su combo han atentado contra la familia venezolana, escogieron servirle a los Castro, dedicarse a vaciar las arcas del tesoro nacional, a crear empresas de maletín, al blanqueamiento de capitales, a cobrar comisiones, al contrabando y al tráfico de drogas.

Nunca las clases populares habían sufrido semejante indiferencia; Maduro ha jugado con fuego, ha sido un irresponsable en el manejo de los intereses nacionales y de las empresas que producían beneficios al erario público. Su único objetivo ha sido enriquecerse y mantenerse en el poder, sin importarles comprometer nuestro futuro.

Para imponer sus “negocios” buscaron hacernos dependientes, dejando que, a cambio de una buena tajada, los cubanos hicieran el trabajo sucio. Por eso los traidores merecen castigos de traidores, es hora de actuar.

Los principales delincuentes los conocemos bien, pero como un país de poca memoria, hay que repetirlo, para que nadie olvide quiénes son, comencemos con Delcy, el cinismo encarnado en forma humana, salió afirmando que en Venezuela había comida como para alimentar 3 países.

Busquemos los nombres de los que importaban comida para dejarla podrir, No olvidemos a Ramírez que arruinó a PDVSA, de tal manera que, ya ni siquiera puede administrar sus propias refinerías.

Tampoco olvidemos al muerto, cuya familia se enriqueció bajo su sombra, ni a Cilia que puso a la disposición de sus sobrinos las estructuras del Estado, para que montaran su propio negocio. Por el cual han sido declarados culpables, en una corte norteamericana.

Investiguemos quiénes armaron los colectivos y para qué quería Chávez, traerse al terrorista Carlos a Venezuela. Busquemos los nombres de los enchufados, de los que nos vendieron plantas eléctricas viejas con pintura nueva, de los que desfalcaron a Cadivi.

Denunciemos los que han regalado nuestro petróleo, los alcahuetes, los que con trampas y violaciones a la ley han permitido que se perpetúen en el gobierno. Todos ellos, como Chávez y Maduro hablaron en nombre de los pobres, para terminar convertidos en el principal enemigo del pueblo.

Gracias a ellos estamos pagando millones de dólares por intereses de una deuda; contraída para regalar recursos a sus cómplices internacionales y para alimentar las cuentas billonarias en dólares, de corruptos y enchufados chavistas.

Venezuela no tiene salida si no implementa las medidas económicas necesarias, para resolver la gravísima situación que vivimos. El régimen no lo hará, solo tenemos una alternativa, ¡salir de ellos! La supervivencia del país exige respuestas fundamentales.

En esta lucha que iniciamos hace 17 años, muchos han caído, otros han sufrido celdas angostas y lúgubres; sus cuerpos han sido lacerados, torturados y violados. Ese ejército de veteranos está listo, conoce al enemigo, necesitamos de estrategas, militares y políticos sinceros, que comprendan la urgencia de estos tiempos.

El pueblo venezolano sabe que no podemos avanzar solos, tampoco soporta más un doble discurso. Estos son tiempos de héroes, de justos, de libertadores. 

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