Maduro
En días pasados el Presidente Maduro afirmó que el oficialismo ganaría las elecciones parlamentarias “como sea”, lo cual puede tener varias lecturas. La primera, es que está seguro de que a través de elecciones transparentes no es posible que ganen, y como su objetivo principal como Presidente es preservar el poder a cualquier precio, y para lograrlo está dispuesto a utilizarlo para burlar la decisión ya tomada por la gran mayoría del pueblo venezolano, de votar por el cambio de la actual situación que vive el país; es decir, cometer cualquier tropelía para aparentar que ganaron cuando realmente tiene perdidas estas elecciones. Lo cual lo coloca a él y a los venezolanos en la situación de tener un Presidente que no está dispuesto a respetar la fuente de poder de los gobernantes legítimos y utilizar como soporte de su poder la trampa y el atropello.
La segunda lectura, es que Maduro con esa afirmación quiera atemorizar y desmotivar a la mayoría que quiere un cambio, trasmitiendo ese mensaje ofensivo a cualquier demócrata para que se pierda la esperanza en un mejor futuro para Venezuela, que la gente interprete que no hay nada que hacer y se abstenga de votar, que es la única manera de que los seguidores del Gobierno tengan posibilidad de ganar.
Pero para esta segunda alternativa, Maduro no toma en cuenta que el pueblo no le tiene miedo, empezando porque no le cree, además de que le nota la desesperación sin maquillaje, que lo lleva a expresar una afirmación tan irresponsable como esa, de que ganarán como sea y porque el pueblo también está desesperado, pero por salir lo más pronto posible de la situación que se vive en el país por la mala gestión de Maduro y la cúpula que lo acompaña.
La tercera lectura a esa afirmación infeliz, es que Maduro está tan asustado ante la seguridad de la derrota que le va a propinar el pueblo venezolano el próximo 6-D, que está imitando al hombre del cuento; según el cual todas las noches cuando regresaba de su trabajo para ir a su casa, debía pasar por una trocha dentro de un cementerio oscuro y para disimular el miedo se ponía a silbar mientras las piernas le temblaban. En este caso la amenaza a los que queremos el cambio, es el silbido de Maduro para disimular el miedo ante la inminencia del triunfo de la Unidad.