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Durante cuatro días rastrearon a David Jiván Gómez Mendoza, de dos años, por el municipio Libertador de Caracas. Su imagen, de mejillas coloradas, ojos avivados y una disimulada sonrisa, se hizo viral por en las redes sociales y los medios de comunicación. Pero nadie aportó información sobre su paradero hasta ayer. Su asesino y padrastro, Daniel Mendoza (21), llamó a un comando de la Policía, confesó su crimen y dijo dónde había enterrado el cuerpecito.
En una bolsa negra, los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica localizaron en el sector Terraza 30, municipio Libertador de Caracas, a la víctima. Se espera el resultado de la necropsia para conocer las causas del deceso. El cuerpo ya estaba descompuesto cuando lo hallaron, detalló el reporte policial.
Iraida Mendoza (19) reportó, el pasado domingo a las 9.00 de la noche, la desaparición de su primogénito. Visitaba la residencia de su novio, Daniel Mendoza, en el barrio Guaicaipuro de la UD-2, cuando le perdió el rastro. Explicó a los cuerpos de seguridad que lo vio por última vez en el patio de la casa y en un descuido se esfumó.
La historia no convenció a los efectivos, por lo que dedujeron que la pareja de Mendoza podría ser responsable del asesinato de David y, según denuncian los familiares, actuó en venganza, reseñó El Pitazo.
Los allegados de David, quien era el único hijo de Iraida, revelaron que ella esperó hasta las 9.00 de la noche para notificar la desaparición del pequeño en la sede de la Policía científica de la avenida Urdaneta. No encontraron pistas sobre su paradero hasta ayer cuando el asesino se confesó y se comprometió a entregarse.