Los
Y por supuesto, sin comida, sin medicinas, sin luz, sin agua y paremos de contar, porque todos sabemos que vivimos en la Venezuela del “no hay”; aun así, el Arias, ese que a partir del próximo domingo llamaremos, para satisfacción de todos los zulianos, exgobernador, tiene la desfachatez y la inmoralidad de salir a pedirle el voto a la población que está padeciendo el desmadre en todo el ámbito estructural del quehacer cotidiano, causado por los comunistas en el poder, y en donde él funge como uno de sus principales protagonistas.
Los venezolanos sí vamos a votar, pero este acto responderá, ineluctablemente, a la maldad infringida por el régimen y el engendro a los ciudadanos, independientemente de su posición política, económica, social, cultural, religiosa, etc. Ese voto, Sí es un voto castigo, que golpea en el alma de los que se han llamado “revolucionarios”, que no es otra cosa que una cofradía de delincuentes: corruptos, narcotraficantes, contrabandistas, y ligados al mundo del terrorismo islámico.
Las elecciones del 15-O no obedecen a lineamientos constitucionales aceptados por los comunistas; obedece a la presión que la sociedad venezolana opositora, incluyendo a los chavistas arrepentidos del error cometido (90%), han realizado en las calles de todo el país y que causó la muerte de más de 120 compatriotas, en su mayoría nuestra juventud pidiendo el cumplimiento de los derechos constitucionales que han sido violados de manera aberrante por el régimen. Estos prontamente serán acusados en los tribunales internacionales y recibirán, más temprano que tarde, todo el peso de la Ley por las fechorías cometidas contra su propio pueblo.
Amigos lectores, no perdamos esta oportunidad; algunos se sienten defraudados y acusan a la MUD de “negociar” con los comunistas; ciertamente, se han cometido errores, pero estos no debemos considerarlos más importantes que el acto mismo del “voto”; debe privar en los demócratas el deseo ferviente de cambio; un cambio, que está intrínsecamente relacionado con la democracia, con la libertad, con el pluralismo político y de manera sustantiva, con el rechazo abrupto al comunismo, que es sinónimo de miseria y de muerte.
Votar es sagrado, votar es la realización de un acto ético en sociedad, votar es construir una sociedad que haga del voto un apostolado en la garantía insoslayable de tener, de manera integral “calidad de vida” y oportunidades. Juan Pablo, te lo garantiza; ya sabes lo que tienes que hacer….y punto.