Sobre el amor y sus expresiones

El Amor debe traducirse en bondad y tolerancia. Mientras más sublime y elevado sea, menos apegado es a las cosas transitorias del mundo. No significa abandonar el mundo, sino vivir en él intensamente, pero sin ser esclavos de las cosas del mundo

En estas fechas decembrinas que la tradición cristiana homologa con reconciliación, bondad y buena voluntad, referirse al amor como Ley Universal es muy pertinente.

El Amor es la mayor de todas las virtudes, la genuina llave maestra de transformación interior del hombre que indefectiblemente, desemboca en la transformación de mundo. Amor es energía suprema, la fuerza que motivó a Dios a dar de sí mismo vida, materia, universos, sabiduría, alegría, transcendencia: Se trata de Plan Divino vital que todo lo transforma, que produce sosiego, liberación armonía y paz interior.

Explican los grandes Maestros espirituales que estuvieron entre la humanidad, que el amor es la Ley de la vida, el principio vital de la creación, la fuerza motivadora más potente del Universo. Esa es la gran lección que hay que aprender: Amar al prójimo así como nos amamos a nosotros mismos.

El Amor (con “a” mayúscula) es el divino, vale decir, aquel que se expresa y se da sin esperar nada a cambio y solo por el deber de amar a la creación entera, al “otro”, al colega, al amigo, el adversario, etc., indiferentemente a la raza, nacionalidad, color de la piel, ideología, manera de pensar que se tenga. 

El verdadero amor tiene diversas expresiones y funciona bajo una regla de oro: Mientras más sublime y elevado sea, menos apegado es a las cosas transitorias del mundo. No significa abandonar el mundo, sino vivir en él intensamente, pero sin ser esclavos de las cosas del mundo y de las apetencias del poder y las posesiones.

El Amor debe traducirse en bondad y tolerancia: Respetar la creencia y el punto de vista del otro, del diferente a nosotros. Amor debe traducirse en inegoísmo, en bondad, ética, justicia, dignidad, decencia, honestidad a toda prueba; en el cumplimiento del deber; en ser nobles, justos, ecuánimes, caritativos, solidarios y sobre todo, tener mucha sensibilidad social. 

En estos terribles tiempos de hambre y sufrimiento donde muchos compatriotas tienen que rebuscar entre la basura algún desecho para saciar su hambre, donde la gente languidece por la carencia de medicamentos, la hiperinflación y merma colectiva, no podemos ser indiferentes. Este debe ser el sentido del Amor que ha de regir para estas navidades: Compasión, tolerancia, recta acción en la cotidianidad, solidaridad y ayuda a los necesitados. ¡Feliz Navidad a todos los compatriotas!

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