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En el Día del Trabajador es pertinente reflexionar sobre uno de los deberes más sagrados que tiene el hombre como lo es el trabajar. El trabajo pertenece a la esfera del deber ser y es la única vía que existe legal y moralmente hablando, para un positivo desarrollo de las naciones, pueblos y familias.
Algunas corrientes del pensamiento religioso, entre ellas, la moral calvinista que se refiere al cuadro de las virtudes cristianas, entre las que sobresalen por mucho, el trabajo, y la disciplina, etc., y el jasidismo judaico del cabalista Baal Shem-Tov., consideran al trabajo como un factor clave insustituible para el crecimiento espiritual del alma, que conduce el desarrollo de los pueblos y las naciones. La manifestación de la obra creativa de Dios, fue un trabajo de parto de singular trascendencia.
Consecuentemente, trabajar no es ningún castigo, como muchos piensan y lo dice una vieja canción; sino todo lo contrario, una tarea de orden divino.
Y si ese trabajo se hace con amor por el bien común, sirviendo desinteresadamente a la ciudad, al país y al mundo entero, estaríamos en presencia de un hecho de singular trascendencia. En esta ciudad, solo por citar una sola, hay algunas personas cuyo incansable trabajo por el bien del prójimo, de los niños, los enfermos de cáncer, entre muchas otras tragedias, hacen de alguna manera recobrarla fe perdida en el hombre.
Citando algunos nombres y disculpándonos del lector por no mencionar a los muchos otros servidores de la humanidad en este país, la madre Francisca -ya fallecida-, Cecilia Bernardoni de Socorro y Egda Barrios de Márquez, son referencia singular como grandes samaritanas venezolanas trabajando por amor.
Si una nación aspira al desarrollo de su pueblo y a la mejoría en la calidad de vida del ciudadano común, debe incentivar el hábito del amor al trabajo.
La empresa que ofrece mano de obra y trabajo debe ser considerada por el trabajador como un templo sagrado: el trabajador tiene que respetar, cuidar y defender los intereses del patrón que le cobija, lo emplea y le paga su sueldo y prestaciones sociales. Por parte del patrono,
Sin patronos, no hay empleos y sin obreros y trabajadores, los negocios dejan de funcionar. Felicidades a los trabajadores en su día. ¡Mucho despertar de consciencia y amor por el trabajo!