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Es difícil reflexionar serenamente. En estos días existen demasiados elementos contradictorios. Dificultan arribar a conclusiones definitivas. Todos los días, a cada hora, aparecen nuevos datos o se confirman anteriores intuiciones, con relación a hechos o a la actuación de protagonistas de todos los bandos.
Increíble la forma en que Venezuela y el mundo estaban convencidos de que el régimen estaba acorralado, vencido, acomplejado y hasta dispuesto a negociar la retirada, generando celebraciones de variada naturaleza en los sectores verdaderamente democráticos, con olvido de aquel viejo decir, “los rusos también juegan”.
Todo lo sucedido era previsible, fue dicho por calificados voceros dentro y fuera del país y los datos que ahora se hacen públicos como expresión de la protesta, son parte de un golpe de Estado de ejecución progresiva, ejecutado en todas las áreas, una de las cuales es el fraude electoral, por cierto, telegrafiado desde el poder y anunciado con la debida antelación. Sin embargo, las cosas sucedieron como sabemos y el régimen ahora luce no más fuerte, pero sí más estabilizado y confiado en sí mismo para mantener el control férreo del Estado.
Podría extenderme mucho en estas consideraciones, pero siento que son innecesarias. El pueblo venezolano, el ciudadano común, el que no vive de la política, ni de los partidos ni de las dádivas del Gobierno, pareciera estar más claro que todo el mundo. Demuestra una vez más, ser superior a los dirigentes de todos los bandos. En estos días se encuentra abatido, desalentado, confundido sobre el qué hacer y el cómo hacerlo, una vez despejada la duda inicial. No diría que resignado, al contrario, a la espera de líneas de acción claras para reiniciar una lucha que no se puede dar por pérdida definitivamente.
Digo todo esto para expresar una vez más, mi respaldo total a Andrés Velásquez, en la lucha existencial que está librando en el estado Bolívar ante el despojo inaudito, el atropello inaceptable de la barbarie gubernamental regional y nacional que lo acosa y pretende hacerlo desaparecer de la escena.
Personifico en él mi respaldo a todos los candidatos a gobernadores de la oposición que fueron elegidos según el Gobierno, como ha dicho el CNE. De una u otra forma están siendo atropellados los pueblos que los eligieron. También a muchos de los candidatos que no fueron proclamados. Algunos tiraron la toalla demasiado pronto aceptando dudosas derrotas y otros con su inacción y silencio dejan mucho que pensar.
Conozco a Andrés, como político y como persona humana. Fuimos de los primeros gobernadores electos directamente por nuestros pueblos. Compartimos experiencias útiles nacionales e internacionales. Sé perfectamente bien el poder de las mafias, de las estructuras del crimen organizado en Guayana y del coraje de Andrés para combatirlas. Adelante amigo, no estás solo.