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Los venezolanos amanecemos con el país más dividido que nunca. Con una Asamblea Nacional Constituyente realizada de una manera distinta a la establecida en la Carta Magna vigente, y que no tiene nada que ver con la que se celebrara en 1999, que es la referencia jurídica para cualquier otra iniciativa similar.
Nuestro Parlamento, electo masivamente en los comicios de diciembre de 2015, ha sido desplazado y se intenta minimizar su capacidad de acción. Igualmente, se emprenden acciones legales contra alcaldes electos democráticamente y se sigue buscando reducir por cualquier método cada eco de disidencia, de pensar distinto. En medio de este escenario, nos preguntamos: ¿Piensa hacer algo la ANC por el bienestar de los venezolanos?
Porque, en medio de la diatriba que nos ha consumido en las últimas semanas, los precios siguen disparados, y la calidad de vida se hace sal y agua. El empleo no se recupera, la economía se mueve en cámara lenta, no se visualiza una solución a la situación de las medicinas y los pañitos calientes inventados desde el poder Ejecutivo están muy lejos de ser suficientes.
Propuestas sobre qué hacer con la economía nacional, brillan por su ausencia. La realidad de la Venezuela de hoy es muy distinta a la de hace una década, y la prepotencia escudada en la bonanza de PDVSA está totalmente caducada. Esto, sin tener en cuenta que ni siquiera sabemos qué terreno pisamos en este aspecto, ya que el seguimiento de los indicadores económicos por parte de los entes oficiales responsables del asunto, se ha convertido en un hecho irregular de un tiempo para acá, impidiendo tanto al Gobierno como a los particulares una planificación adecuada de sus actividades en el área.
En el grueso listado de problemas que confronta la Venezuela actual para ser viable, se encuentra el hecho de que la economía de un país no obedece a órdenes ni a decretos. Es un arte y una ciencia que se debe manejar con ingenio, sensatez y sensibilidad, no a dedazos ni mucho menos a gritos. ¿Se habrá planteado esta peculiar ANC restablecer la disciplina fiscal, el orden en el gasto público, el control del endeudamiento? Porque fueron aquellos vientos los causantes de estas tempestades.
Lamentablemente parece que esta ANC, impuesta tan a contrapelo, no trae más que la retórica que ya nos sabemos de memoria y que no solamente no ha podido solucionar nada en años y más años de ser repetida, sino que ha acompañado, como música de fondo, al deterioro nacional que todos sentimos en las calles y en nuestras casas.