Somos Venezuela, un país que desde hace un siglo se convirtió en el destino preferido de numerosas corrientes migratorias, lo que dio origen a un nuevo mestizaje, que enriqueció nuestra cultura primigenia. Hoy, somos un país en desbandada
Somos Venezuela, una “Tierra de Gracia” desde tiempo inmemorial, que una horda de fundamentalistas marxistas-castristas, han convertido en una tierra llena de desgracias, que atentan contra los derechos humanos de los nacidos en ella. Somos Venezuela, un país que a lo largo del siglo XX venció al autoritarismo militar, para sustituirlo por una democracia representativa y republicana, que aún con defectos, nos colocó a la cabeza de América Latina.
Hoy, en pleno siglo XXI, somos una autocracia totalitaria y militarista con un nivel de malestar que nos coloca a la cola de nuestro continente. Somos Venezuela, un país que desde hace un siglo se convirtió en el destino preferido de numerosas corrientes migratorias, lo que dio origen a un nuevo mestizaje, que enriqueció nuestra cultura primigenia. Hoy, somos un país en desbandada, donde sus nacionales, jóvenes en su mayoría, están abandonando en estampida, en busca de mejores destinos.
Somos Venezuela, un país que desde la primera década del siglo XX abrió oportunidades de ascenso social y oportunidades de estudio a todos por igual, para que luego de un siglo se convirtiera, en manos de acomplejados sociales, en un país de descenso social espantoso, sin oportunidades de nada, en medio de la mayor pobreza.
Somos Venezuela, un país que desde hace cien años venia paulatinamente mejorando su nivel de bienestar, su nivel de ingreso per cápita y sus condiciones básicas de vida, para convertirse hoy, después de haber dilapidado los más altos ingresos de su historia, en un país en emergencia, que encabeza los índices de pobreza, inflación, corrupción y destrucción de una economía y una sociedad.
Somos Venezuela, un país que desde la segunda mitad del siglo XX dio ejemplo al mundo de cómo se podía vivir y progresar en democracia perfectible, hasta que desde que despuntó el siglo XXI, nos hemos convertido en una autocracia totalitaria, que ha acabado con la soberanía popular, la democracia, la libertad, los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Sí, Somos Venezuela, un país que pasaría a la historia del absurdo, si permitiera pasivamente, que se instaurasen sin término en el poder, los que han acabado con la “Tierra de Gracia” que el mundo conoció al final del siglo XV ,para convertirla en la tierra de la desgracia que somos hoy, cuando apenas se inicia el siglo XXI. Y si verdaderamente somos todavía, la Venezuela heredera de quienes nos dieron la libertad, deberíamos parar en seco, con la Constitución en la mano, esta locura a la que denominan Socialismo del siglo XXI, que está acabando con la Venezuela que aún nos queda, que ya no es ni la sombra de lo que fue.