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La salida del expresidente de Colombia, Ernesto Samper, de la Secretaría General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), coloca de nuevo a este organismo ante el reto de buscar a una figura de peso político para guiar los pasos de la región por el camino de la integración.
Los 12 gobiernos del bloque se han comprometido a trabajar con intensidad para encontrar lo antes posible un sucesor para Samper, quien esta semana finalizó su período al frente del organismo tras dos años y medio de gestión.
El exmandatario se marchó de la Secretaría General con las felicitaciones de algunos cancilleres del organismo, como la venezolana Delcy Rodríguez, cuyo Gobierno ocupa la presidencia de turno, pero su gestión también fue criticada por sectores de la oposición de Venezuela por su papel en el proceso de mediación para el diálogo en ese país.
A su salida, los cancilleres de la Unasur se fijaron el plazo de un mes para proponer un nombre a los jefes de Estado del organismo, quienes tienen la última palabra en la designación del nuevo secretario general.
Los gobiernos no van a estar “torpedeando el proceso de sucesión” y pese a sus diferencias políticas e ideológicas quieren agilizarlo, dijo a EFE el canciller ecuatoriano, Guillaume Long.
Se busca evitar lo que ocurrió antes de que Samper asumiera la dirección de la Unasur, cuando el organismo pasó cerca de un año sin una cabeza visible y, a falta de una figura de consenso, se mantuvo en funciones el entonces secretario, el exministro venezolano Alí Rodríguez.
Lo cierto es que el expresidente colombiano también ha prolongado su período como secretario general, cargo para el que fue designado el 22 de agosto de 2014 y asumió en Caracas el 11 de septiembre de ese año.
El exgobernante, quien declinó la posibilidad de renovar su período en la Secretaría General para regresar a Colombia, aceptó permanecer en el puesto durante un tiempo para favorecer una transición ordenada, pero ese proceso no se ha completado al término del plazo marcado, por lo que ahora la Unasur vuelve a funcionar sin un secretario general a la cabeza.
El organismo queda bajo la coordinación de Yuri Chillán, jefe de gabinete, quien estará a cargo de la gestión administrativa, y también se ha designado al director de Asuntos Políticos y Defensa, Mauricio Dorfler, para dirigir el trabajo que auspicia el ente suramericano por la reactivación del diálogo entre el Gobierno y la oposición de Venezuela.