
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A Omar David Rovayo Vílchez, de 55 años, lo consiguieron sin vida, golpeado, con puñaladas y bañado en sangre en el barrio Luz de Dios, en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante al oeste de la ciudad. Sus parientes se enteraron porque la Policía los llamó ayer a las 4.00 de la mañana.
En la avenida 99 con calle 1, vía pública de la barriada, estaba el cadáver. Boca abajo sobre un charco de sus fluidos. Los moradores llamaron a las autoridades a esa hora, pues habían visto el cuerpo de una persona con heridas por objetos punzo penetrantes en su rostro, a un costado sobre una piedra.
Los efectivos de la Policía Nacional resguardaron el cuerpo hasta que los detectives de la División de Homicidios llegaron al lugar, tomaron fotos, muestras de sangre y trasladaron a Omar hasta la morgue para someterlo a necropsia. Presumen que luego que lo apuñalaron en la cara, lo remataron en el suelo con una piedra.
George Orozco, primo de la víctima, dijo ayer en la morgue forense que su familiar había salido de su casa en el sector La Victoria, a las 7.00 de la noche del pasado sábado. Le dijo a los que vive consigo, una hermana, madre y su sobrina, que iba a una fiesta en una granja.
Su primo lo vio el viernes por última vez, había llegado a su casa del trabajo, del cual no especificaron nada. “No les dijo de quién era la fiesta ni con quién iría”.
Nueve horas más tarde, un oficial llamó por teléfono a la familia y le informó del asesinato. Un funcionario presume que lo ejecutaron en la vía al sector Los Bucares, poco después de salir de su casa, por la hora en que levantaron el cadáver del sitio.
Los familiares dijeron que el carro de Omar David, un Chevrolet Corsa verde no aparecía. “Creemos que lo mataron para robarle el carro”. Agregó que por la forma en que le quitaron la vida, es posible que Rovayo se haya resistido al robo, sin embargo, la Policía científica maneja el caso como una venganza.