Ahora
En política dos más dos no necesariamente suman cuatro, habida cuenta de que siempre entran en juego una diversidad de factores, posiciones e intereses personales y grupales. Por ello y ante tanta conflictividad política que pareciera no presentar salidas armoniosas, nunca deja de estar sobre el tapete una extraña teoría: La de preferir de entre dos males, el menor, si ello contribuye a alcanzar treguas, transiciones, armisticios o el cese de enfrentamientos crueles y sangrientos. En la América Latina, tal actitud ha sido reiterativa a lo largo de la historia de golpes de Estado, guerras civiles, revoluciones y autoritarismos.
Algunos ejemplos aclaran lo señalado: El Irak de los tiempos de Saddam Hussein, un terrible dictador-carnicero que a punta de terror y de brutales asesinatos controlaba a un sinnúmero de fracciones políticas, tribales y religiosas, había cierto orden. Aún cuando debido al embargo petrolero que pesaba sobre la economía de esa nación por haber invadido al vecino Kuwait, al menos no se vivía en medio de tanto caos e inseguridad. Ahora ese Irak liberado de la tiranía de Saddam, se ha tornado en un infierno invivible y la crisis política, social y económica que allí existe no tiene precedentes. Como si todo esto no fuera suficiente, del infinito desastre ocurrido en Irak nació el cáncer político que todo lo devora de manera indeciblemente cruel e inhumana (-el grupo ISIS-). La vieja tiranía de Irak era un juego de niños comparado con el salvajismo y el terror de los que ahora pretenden montar un califato medieval en territorios sirios e iraquíes (mal mayor).
En Siria ocurrió algo similar: Los países árabes ricos de la Península, armaron, financiaron y prepararon para el combate a un grupo de la oposición, mayoritariamente musulmanes sunnitas contra la dictadura de Bashar Al-Asad. Por pretender acabar con el mal menor (Bashar), de entre ese grupo de los opositores extremadamente fundamentalistas y radicales, (ISIS), fabricaron una especie de caballo de Troya con agenda propia que iba más allá del simple cambio de gobierno.
En tiempos de la Guerra Fría, Washington, en su afán por contener la penetración del comunismo en Centro y Suramérica, (mal mayor), sostuvieron y defendieron a un montón de dictaduras militares de derecha (mal Este pragmatismo desmedido de preferir el mal menor entre dos males, es algo obviamente, carente de toda ética.
Dentro del desquiciado pragmatismo de estos tiempos, a algunos opinadores no les desagrada la idea de escoger el mal menor entre dos males, con tal de que se resuelva la grave crisis política reinante y que se pueda vivir con seguridad, buenos empleos, total abastecimiento y sin inflación. Prefieren que se monte una dictadura militar de derecha que ponga fin al militarismo comunistoide del momento que arruina la economía y empobrece a los pueblos.-