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Los caballos son seres vivos muy receptivos y sensibles, con una gran capacidad para percibir conductas, estados de ánimo y signos que resultan casi imperceptibles para el ser humano.
Ahora, ¿Puede existir un animal que sea capaz de educar a niños con discapacidades e integrarlos a la sociedad? La respuesta es sí. Lucas es un caballo que hace la función de terapeuta equino. Él tiene la capacidad de integrarlos, rehabilitarlos y reeducarlos ante la sociedad con la equinoterapia.
Alioska Alvarado, médico ocupacional, y Juan Manuel Caraballo, equinoterapeuta, tuvieron hace un año la iniciativa de crear una unidad de equinoterapia, ubicada al oeste de Maracaibo. Ofrecen consultas terapéuticas a niños con autismo u otra condición.
El animal, tiene una energía vital que conecta con las personas y favorece una serie de aspectos físicos y emocionales. “Nosotros contribuimos positivamente al desarrollo cognitivo, físico, emocional, social y ocupacional de personas que sufren algún tipo de discapacidad o necesidad especial”, señaló Alioska.
La equinoterapia reúne tratamientos que emplean actividades con caballos, con el propósito de contribuir positivamente al desarrollo cognitivo, físico, emocional, social y ocupacional de las personas que sufren algún tipo de discapacidad o necesidad especial.
La alianza entre el terapeuta equino y los niños es única, porque se crea un lazo de confianza y paz. “Cada día estamos dando lo mejor de nosotros para el desarrollo de nuestros pacientes. Las actividades ecuestres se convirtieron en nuestra pasión y en nuestro día a día”, apuntó Caraballo.
El proceso
En la clínica se realiza una entrevista con el paciente para evaluar las condiciones físicas y psicológicas y saber si está apto para recibir la equinoterapia, luego que es autorizado por la doctora, el niño se recibe en el “solar” donde se le practica la equinoterapia.
El primer contacto empieza creando un lazo afectivo y un sentido de pertenencia entre el caballo y el pequeño, se le muestran las partes del caballo y se invita a que lo toque para que sepa que el caballo esta desensibilizado.
La sesión dura entre 20 y 35 minutos para evitar fatiga en el niño, también depende de las condiciones físicas que presente.
Seguidamente viene el proceso de la monta del caballo, lo que se le conoce como hipoterapia, que se centra en el abordaje de los trastornos neuromotores del paciente.
Al caballo se le realiza una serie de ejercicios que ayudan al estiramiento de los músculos, siendo estos adecuados a la necesidad de cada infante, según su patología.
Beneficios psicológicos
Aumenta la motivación.
Mejora la atención y la concentración.
Ayuda a corregir problemas de conducta.
Estimula la afectividad, la sensibilidad táctil, visual, olfativa y auditiva.
Desarrolla la autoconfianza y contribuye a afianzar la autoestima.
Se logra un diálogo no verbal con el caballo, que facilita las relaciones sociales.
Favorece la percepción espacio-temporal.
Beneficios físicos
Fortalece la musculatura, y mejora el equilibrio y la coordinación.
El caballo transmite vibraciones que actúan sobre el sistema nervioso del jinete, estimulándole.
Refuerza la psicomotricidad.
Mejora la postura de tronco, cabeza y cuello.
Favorece el funcionamiento del aparato respiratorio.
Mejora el sistema circulatorio.