Terror en París

El terrorismo como todos los males sociales, no se origina solo. Hay un componente ideológico, destructivo, vacíos de principios universales del hombre

 

Lo que ocurrió el viernes 13 de noviembre en París, enluta a la humanidad. Mas de 130 personas muertas y un número igual de heridos graves, producto de varios atentados simultáneos en la ciudad, perpetrados por el grupo terrorista Isis; es por ahora el saldo trágico inicial de esta barbarie loca y desenfrenada que no parece obra de seres humanos. 

Todas eran víctimas inocentes. Ninguna de ellas tenía injerencias en temas políticos, sociales o económicos en el que estuvieran involucrados posiciones ideológicas de los asesinos en masa. Eso es el terrorismo. La forma más brutal de violencia destinada a sembrar odio, venganza y zozobra en la población inocente y tomando como símbolo y bandera, la muerte. 

Por momentos pensamos que los ciudadanos de a pie, estamos desvalidos y solos, en esta escalada de sangre y destrucción. En el momento más inesperado, una bomba, una ráfaga de ametralladoras, irrumpe la paz de una cena a la luz de las velas,  de una función de teatro, de un concierto. Y queda la desolación y la andanada de preguntas sin respuestas. El vacío, la soledad y la falta de soluciones coherentes a la vida.    

El terrorismo como todos los males sociales, no se origina solo. Hay un componente ideológico, destructivo, vacíos de principios universales del hombre, carencia de humanismo, y negación de un Dios y poder superior rector de la obra humana en que estamos cayendo con asombrosa facilidad y que nos lleva a una precaria convivencia de civilidad. Lo decía Santo Tomás de Aquino,  y lo toma la doctrina social de la Iglesia católica. (Núm. 390) "El significado profundo de la convivencia civil  y política no surge inmediatamente del elenco de los derechos y deberes de la persona. Esta convivencia adquiere todo su significado si está basada en la amistad civil y en la fraternidad". Nada indica que no le toque a otro país en un futuro cercano, sino se toman las medidas apropiadas para volver a nuestra esencia de hombres de bien. 

Algunos gobiernos hacen esfuerzos por frenar el terrorismo y su financiamiento. Leyes, regulaciones, agencias, especializadas se lanzan a un combate sin tregua contra este mal. Otros gobiernos paradójicamente, financian y promueven el terrorismo mundial. Nosotros individualmente, ¿podemos hacer algo? 

Es el gran reto de cada uno, para recordar que aún somos hombres y mujeres de bien, con responsabilidad con nuestra propia especie. 

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