El embajador Todd Robinson, consejero para Asuntos de América Central del Departamento de Estado de Estados Unidos, avisó hoy que “todas las acciones están encima de la mesa” con Nicaragua, pero evitó precisar si su Gobierno impondrá más sanciones contra funcionarios nicaragüenses
“No podemos discutir específicamente las medidas de sanciones ahora, pero puedo decir que todas las acciones están encima de la mesa”, afirmó Robinson en una llamada con la prensa.
Hasta ahora, Estados Unidos ha revocado una veintena de visados a funcionarios y otros individuos implicados supuestamente en violaciones de derechos humanos durante las protestas contra el Ejecutivo del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que han dejado más de 350 muertos en tres meses.
Además, el 5 de julio, EE.UU. sancionó al jefe de la Policía Nacional, Francisco Díaz, consuegro de Ortega, así como al vicepresidente de la petrolera Albanisa, Francisco López, y a Fidel Moreno Briones, secretario general de la Alcaldía de Managua y que ha actuado como “líder” de la Juventud Sandinista.
Esos individuos tienen bloqueado el acceso a las transacciones financieras en territorio estadounidense.
Robinson insistió hoy en que la única “senda para una paz en Nicaragua” sigue siendo la convocatoria de elecciones “anticipadas, libres, justas y transparentes”, es decir, un adelanto de los comicios presidenciales que deben celebrarse cada cinco años y están fijadas para 2021.
Las protestas contra Ortega comenzaron el 18 de abril, pero la violencia se ha recrudecido en los últimos días con ataques al bastión opositor de la ciudad de Masaya y contra la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), lo que ha provocado la condena de la ONU, la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Ayer en la OEA, el canciller nicaragüense, Denis Moncada, culpó de la violencia en Nicaragua a “grupos terroristas internacionales” y acusó a EE.UU. de una “injerencia” propia de épocas pasadas.
En respuesta, Robinson dijo hoy que “la violencia de un lado provoca la violencia de otros, esa violencia comenzó con el Gobierno de Nicaragua en contra de su propia gente, de la Iglesia, de los estudiantes”.
Las protestas contra Ortega comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de 11 años en el poder.
“Vamos a utilizar todas las herramientas que tenemos para seguir presionando al Gobierno de Ortega”, insistió Robinson.