Nicolás Maduro, escucha el clamor de este pueblo que saldrá a las calles el 23 de enero, sin miedo a tus bandas armadas paramilitares, ni a las milicias formadas de manera inconstitucional ni a cuantos malandros se busquen para enfrentar su voluntad democrática
¿Qué puede hacer un pueblo agobiado por una crisis económica con precedentes solamente en Haití y algunos alejados pueblos del continente africano, que no tienen las riquezas de Venezuela, que rechazan mayoritaria y abrumadoramente al Presidente responsable de esta catástrofe, pero que en lugar de renunciar y darle salidas a la nación para reencontrar el camino perdido, se resiste y quiere seguir gobernando, mediante trampas y desafueros contra la Constitución?
Pues sencillamente, salir a las calles de todo el país a demostrarle a Nicolás Maduro, que no queremos su mandato fraudulento e ilegal, y porque en esos seis años que se acaban de cumplir de su período constitucional, llevó a Venezuela a la peor crisis de toda su historia republicana, con más de las tres cuartas partes de la población pasando el hambre hereje y muriendo de mengua por falta de medicinas.
Y qué mejor oportunidad para expresar ese rechazo, ese desprecio, que el próximo miércoles 23 de enero, emblemática fecha que celebra el pueblo venezolano para recordar la caída de otra cruel dictadura, que sojuzgó a los venezolanos durante 10 años, como fue la de Marcos Pérez Jiménez.
Por la animación y decisión que se aprecia en los venezolanos a lo largo y ancho del país, liderados por la Asamblea Nacional de Venezuela, única institución democrática nacida de la voluntad popular el 6 de diciembre de 2015, y su actual presidente Juan Guaidó, se espera que salgan a las calles de la capital de la República y demás ciudades del país entre 10 y 14 millones de personas ejerciendo su derecho constitucional, y aplicando el cumplimiento del artículo 350 de la Carta Magna, exigiéndole a Nicolás Maduro su salida de la Presidencia, que usurpa desde el 10 de enero del presente año, cuando asumió un nuevo período de gobierno que no reconoce el pueblo, ni la mayoría de los gobiernos democráticos del continente americano y del mundo, porque surgió del fraude y de la maraña revolucionaria.
Este cronista se pregunta qué pretende Nicolás Maduro y su cohorte de desadaptados sociales al querer entronizarse en el poder contra la voluntad popular. La respuesta es seguir causando destrucción a un país que fue próspero y que llegó a pasar algunas crisis económicas, pero que fueron temporales y no permanentes, como esta que agobia al pueblo venezolano, ocasionando hambre y miseria.
Este catastrófico gobierno comunista convirtió a Venezuela en el único país del mundo donde un venezolano trabaja todo un mes, y el salario mínimo no le alcanza ni para un desayuno, gracias a que con sus equivocadas políticas económicas, signadas por la ideología comunista, pervirtió el bolívar convirtiéndolo en una moneda despreciada en todo el mundo, y hasta por los propios venezolanos, porque sencillamente, no vale nada.
Pero no es capaz de admitir su exclusiva responsabilidad en esta debacle económica, sino que se ampara en una presunta guerra económica, que si existe es promovida por el propio régimen con sus equivocadas políticas.
Es un Gobierno fallido y forajido, porque no ha satisfecho las necesidades del pueblo venezolano y ha violentado la Constitución nacional y los más elementales derechos humanos. Nicolás Maduro, escucha el clamor de este pueblo que saldrá a las calles el 23 de enero, sin miedo a tus bandas armadas paramilitares ni a las milicias formadas de manera inconstitucional ni a cuantos malandros se busquen para enfrentar su voluntad democrática. Renuncia, Nicolás. Todos a la calle. No nos dejemos robar el país. Venezuela es de los venezolanos.