
En
En cuanto abrió la caja de zapato que llevaba se dio cuenta de que la muerte había entrado en ese pequeño cajón. Las seis aves que trasladaba dentro de la cofre de cartón ya no respiraban. La intención era pasar con vida a las ocho especies que transportaba hasta Colombia, pero solo dos sobrevivieron.
El recorrido hasta el otro lado de la frontera comenzó en la Costa Oriental del Lago. Una humilde familia de nacionalidad colombiana dejó su pasado en Tía Juana para buscar otro futuro en su país de origen, como pudieron tomaron sus cosas, las cargaron y con ellas se fueron hasta La Raya. Esperaron impacientes que las autoridades les dieran permiso para irse del país. En el Zulia trabajaban en una hacienda como obreros, pero tuvieron que interrumpir todas sus tareas diarias para retornar a Colombia. Temían ser deportados por funcionarios venezolanos.
Entre la ropa y los enseres que pudieron trasladar durante tres horas y 18 minutos se encontraba una caja rosada con pequeños orificios para que dos cardenales corianos, un canario de tejado, dos espiguero bigotudo y una paraulata llanera pudieran respirar. En cuanto llegaron a La Raya, descargaron todas sus pertenencias, abrieron el cajón y las vieron muertas. Las aves no sobrevivieron a los 196 kilómetros de distancias que tenía el recorrido. Al darse cuenta de que las especies se asfixiaron las dejaron al borde de la carretera.
Del viaje solo sobrevivieron los dos loros que iban sueltos, encima de su dueña. Estar lejos del cofre los alejó de la muerte súbita provocada también por el calor y el hacinamiento de aquel 8 de septiembre. Ese día, ningún guardia nacional notó el paso de los animales a través de la frontera. De haberlo hecho, una familia entera estaría procesada legalmente por presunto tráfico de fauna silvestre en el primer día del estado de excepción en Paraguachón. Pero no sucedió. El grupo pasó la frontera y las especies regresaron a la jaula.
Desde el nido hasta la jaula
Se calcula que por cada 20 de psitácidos (loros, canarios, guacamayas) que se trafica solo uno o dos como máximo sobrevive, apunta Ernesto Pulgar, médico veterinario. Todo comienza desde que están en el nido. “Primero tumban el árbol donde están, cuando cae los pichones se pueden golpear y morir. Tienen que talar porque el nido está muy alto. Luego los llevan hacinados, pasan por viajes donde no se toman en cuenta las temperaturas, el exceso de calor al que son sometidas las lleva a la muerte tanto en aves pequeñas como en grandes”. Las sobrevivientes pueden sufrir traumatismos debido a la forma que empezaron su vuelo hasta la jaula. Solo una de las aves traficadas llegan a la adultez.
Alimentación de cuidado
La alimentación también juega en contra de las aves. “Les dan una pasta hecha con harina de maíz y otros ingredientes, que se asemeja a una masa diluida, a estos pichones. El problema es que tiene que estar tibia. Si está muy caliente le queman el buche, si es muy fría el alimento se compacta y tendrían problemas de digestión causando su muerte”. El veterinario relata que cuando las aves son pequeñas es común que se encuentren mal alimentadas.
De Venezuela a USA
Entre 100 y 200 dólares puede costar un ave exótica en Estados Unidos, comenta Luis Jiménez, ornitólogo y cineasta, que antes de irse a estudiar cine investigó el tráfico ilegal de estas especies. “El problema del comercio no es tanto el que se da en el interior del país, sino los que exportan esas aves. En USA vi muchísimas ventas de aves suramericanas que eran legales. Por ejemplo, en Miami vi al canario de tejado, la paraguata llanera. Esas especies son venezolanas pero también están en Colombia y Guyana”.
Denuncia
El ministerio dispone de la línea telefónica 0800-AMBIENTE para atender las denuncias ambientales
“El tráfico es una crueldad”
En septiembre el ministerio de Ecosocialismo y agua liberó a 68 aves de distintas especies que iban a ser comercializadas. Luisa Ortega Díaz, fiscal general, informó que se detuvo a un italiano por presunto contrabando de 57 aves de la fauna silvestre. Al europeo lo detuvieron en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, llevaba a los animales en su equipaje de mano. Se le imputan los delitos de contrabando agravado y caza ilícita. El resto de las aves liberadas se decomisaron en Trujillo. Las autoridades no pudieron detener al presunto traficante, este se dio a la fuga al notar la presencia de la Guardería Ambiental de la Guardia Nacional.
“Es ilegal comercializar con especies propias de la diversidad biológica venezolana. Esto está tipificado en la ley como un delito que ocasiona multas y hasta la privación de libertad, además de ser una práctica muy cruel”, puntualizó Guillermo Barreto, ministro de ecosocialismo y agua, durante la liberación de las aves decomisadas. Explicó que las aves eran llevadas en envases cerrados que dificultaban su respiración, lo que es una forma frecuente de transportar las especies en el tráfico ilegal. “La mayoría de estos animales muere en el viaje. Esto se convierte en una crueldad”. Agregó que mantienen una vigilancia permanente en el Delta Amacuro, zona frecuente del tráfico de aves.