Tras los muros del silencio

Esa decisión demagógica llevaría al colapso a la institución, sin personal académico suficiente para atender a la masa, ni condiciones para atenderlos de manera adecuada

La situación económica financiera de las universidades autónomas y de la Universidad del Zulia en particular, tiende a un punto de inflexión a partir del cual se hará irreversible su rescate con los recursos que pueda aportar el Gobierno nacional. El personal académico, cansado de la miseria de sueldo, la imposibilidad de realizar sus investigaciones por la falta de equipos actualizados e insumos y de transporte cuando hay salidas de campo, prefiere emigrar al sur del continente que ofrece buenas perspectivas de trabajo u otros lugares del mundo en los que son apreciados los profesionales con su formación y experiencia.

El TSJ acaba de pronunciarse a favor de la política populista y electoral de ingreso estudiantil del Gobierno nacional y ordena se inscriban todos los estudiantes asignados por la Opsu, e inicien sus estudios tan pronto sean inscritos, lo cual constituye el más abyecto intervencionismo universitario al volver a situaciones superadas de una desordenada masificación estudiantil. 

Estudiantes que ingresarían sin saber si el programa asignado es acorde con sus intereses y capacidades, con lo cual es previsible una enorme cantidad de estudiantes repitientes, desertores y frustrados porque no es lo que querían; además de los gastos de materiales y el desgaste de los equipos, por la alta rotación de participantes. Digo gasto, porque no serían de provecho ni para la institución ni el alumno. Esa decisión demagógica llevaría al colapso a la institución, sin personal académico suficiente para atender a la masa ni condiciones para atenderlos de manera adecuada, sobre todo en las áreas que requieren de laboratorios. Es una decisión política insensata e inoportuna.

A esta problemática se agrega la indignación del personal ante la pretensión gubernamental de cancelar el bono vacacional de este año, sin considerar el ajuste presidencial. Una tormenta perfecta que incluye el retraso de la aprobación de la II CCU que generó el conflicto que padecemos y amenaza convertirse en un paro indefinido que sería catastrófico porque significa cerrar las puertas institucionales, lo cual nos pondría en una situación insostenible ante la comunidad. En lugar de esta medida drástica que inmoviliza a la Universidad, debería propiciarse ir al encuentro con la comunidad para que nos acompañe en nuestros reclamos que, en definitiva, se traducen en beneficios para ella. Una verdadera labor patria. 

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