La tregua arancelaria de 90 días entre Estados Unidos y China, que entró en vigor este miércoles 14 de mayo, apenas supone un respiro para el puerto de Los Ángeles, el de mayor actividad de América del Norte y el más damnificado por una guerra comercial sin precedentes de la que le costará recuperarse.
El impacto de los gravámenes al país asiático desarmó la actividad en el mayor puerto de EE. UU. con un desplome del 32 % y el 35 % en el tráfico de buques en las últimas dos semanas, cifras que no se veían desde la pandemia de la covid-19.
¿Y ahora qué?
Aunque sobre el papel el acuerdo temporal entre Trump y China resulta favorable para el comercio entre ambos bandos, la herida deja abierta un profundo agujero en los puertos de la costa oeste.
El pasado viernes por la mañana, ningún buque de carga salió de China con mercancías hacia los dos principales puertos de la costa oeste en las últimas 12 horas, informaron funcionarios del puerto a CNN.
Tampoco estaban los 41 buques que tenían previsto partir de China hacia la bahía de San Pedro, que abarca los embarcaderos de Los Ángeles y Long Beach en California.
Este último destaca por ser uno de los pilares clave en la vitalidad económica de EE. UU., ya que el puerto de Long Beach genera 2,7 millones de empleos en todo el mundo, incluyendo más de 1,1 millones en California, según el sitio web.
A la fuerte caída de la actividad de los puertos se suma la incertidumbre en la subida de precios en artículos procedentes de China y el impacto para absorber las pérdidas económicas y de empleo que generan los buques que nunca llegaron a su destino final en medio de la guerra arancelaria.
Los envíos desde China representan alrededor del 45 % del negocio del puerto de Los Ángeles, que con los años aumentan su carga comercial: el año pasado recibió 10,3 millones de contenedores, casi un 20 % más que en 2023.
Mucha incertidumbre y pocas soluciones
La tregua no convence a los sectores del transporte marítimo, inquietos ante otro incierto panorama que los empuja hacia la deriva, sin un plan para corregir el impacto de la disminución de las importaciones en los puertos más transitados de EE. UU.
“La reducción de gravámenes entre EE. UU. y China es una buena noticia para los consumidores, el negocio estadounidense, trabajadores y la cadena de suministros. Para evitar una mayor incertidumbre e interrupción del comercio, ambas partes deben trabajar juntas rápidamente hacia un acuerdo a largo plazo”, indicó en un comunicado el director ejecutivo del puerto de Los Ángeles, Gene Seroka.
El representante de la actividad portuaria de Los Ángeles se presentó en el último mes como un férreo denunciante de las graves consecuencias de los aranceles impuestos a China.
Tras la reunión del pasado domingo entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, las potencias consolidaron un arancel del 30 % para China y un 10 % para EE. UU. por un plazo de tres meses en el que esperan consensuar un marco que favorezca a ambas partes.
La Federación Nacional de Minoristas aplaudió también este acuerdo temporal, “que permite una desescalada significativa de la relación comercial actual”, dijo en un escrito su director ejecutivo, Matthew Shay.
Pero con estas reformas no se conforman: “Instamos a la Administración y a nuestros socios comerciales chinos a continuar las conversaciones para abordar los problemas actuales, trabajar para eliminar los aranceles restantes por motivos de seguridad nacional y garantizar la estabilidad a largo plazo entre las dos mayores economías mundiales”, sentenció.
“Si la situación no cambia rápidamente, me refiero a la incertidumbre que estamos viviendo, podríamos ver anaqueles vacío. El consumidor lo notará en los próximos 30 días”, indicó el director ejecutivo del Puerto de Long Beach, Mario Cordero, recoge CNN.
¿Deseas recibir esta y otras noticias en tu celular? Únete a nuestro grupo de Telegram https://t.me/diariolaverdad y WhatsApp https://bit.ly/3kaCQXh. Además, sigue nuestro perfil en Instagram @diariolaverdad y en Facebook y Twitter @laverdadweb.