Tregua de Navidad

Ojalá que los dirigentes se sumaran, enterrando el lenguaje del odio y el rencor, reconociéndonos nuevamente como hermanos ¿Imposible? ¡Creyendo en Dios todo es posible! ¡Feliz Navidad y que Dios bendiga a Venezuela!

El mejor anuncio de Navidad para los dos bandos en conflicto es el que relata la tregua durante la Primera Guerra Mundial. En plena Nochebuena de 1914, soldados del Ejército alemán comenzaron a poner adornos de Navidad  en sus trincheras, bajo el frío y la nieve que no cesaba. En simultáneo, desde las posiciones británicas comenzó a alzarse un sonido dulce con un emotivo villancico en Inglés: “Noche de paz”. 

El gesto de paz nació entre los soldados enemigos movidos por el sentimiento cristiano de humanidad y hermandad. Aquel evento quedó grabado en la impronta del mundo con el nombre de Tregua de Navidad. Se condujeron ceremonias de entierro con soldados de ambos lados del conflicto, llorando las pérdidas y ofreciéndose mutuo respeto, leyeron  un fragmento del Salmo 23.  Ese gesto hermoso fue acompañado por pequeños regalos. Intercambio de bebidas y choque de copas por la felicidad y el regreso a casa.  El trapicheo de cigarrillos, tabacos, comida, dulces y chocolates, sirvió para olvidar, temporalmente: la nostalgia del hogar y el lugar donde se encontraban. Jugaron cartas, fútbol y ajedrez hasta el cansancio.

Estos hechos fueron asumidos con disgusto por los mandos militares, a tal punto que algunos soldados fueron fusilados y en los años siguientes se tomaron medidas para evitar episodios de este tipo. Voceros del Vaticano señalaron  que “las treguas fueron siempre prohibidas por los mandos militares, porque permitían a los soldados reconocerse como seres humanos y porque desenmascaraban la propaganda de guerra que describía al adversario como una bestia”.

Venezuela también necesita una tregua y qué mejor época que la Natividad; ella hace aflorar lo mejor de nosotros y nos permite olvidar, por momentos, las preocupaciones. Qué esperanzador sería que el país opositor pudiera darse la mano con el país oficialista; ojalá que los dirigentes se sumaran, enterrando el lenguaje del odio y el rencor, reconociéndonos nuevamente como hermanos ¿Imposible? ¡Creyendo en Dios todo es posible!

En nombre del movimiento político Independientes por el Progreso  IPP- Gente, reciban un abrazo fraterno, recordándoles que es momento para pensar en los bienes espirituales que nos invitan a sentirnos niños otra vez, inocentes, buenos, felices y esperanzados ¡Feliz Navidad y que Dios bendiga a Venezuela!

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