Trifulca por regulados

La acciu00f3n de los u201cbachaquerosu201d ameritu00f3 la presencia de los cuerpos de seguridad. (Foto: Dabelis Delgado)

Eliminan listas y ahora se enfrentan por ser primeros en ingresar a las tiendas de ventas artículos y leche infantil. A cuchillos se pelean por control de compras de productos regulados y de precios “justos” 

Dos sedes, ubicadas en Bella Vista, de una cadena de tiendas de farmacia amanecieron rodeadas de compradores. En el establecimiento de la calle 61 “había gente desde anoche. Se agarraban por entrar y los trabajadores no querían abrir por eso”, relata Marina Castejón, quien desde las 5.00 de la mañana llegó a buscar toallas sanitarias para su hija.

Antes de describir la violencia en la que “hasta cuchillos sacaron los alzados”, la ama de casa critica la restricción para abastecerse. “Hay adolescentes de 16 años que paren y tienen hijos, tienen marido y les venden pañales y leche con partida de nacimiento y a otras que necesitan para su aseo personal no pueden comprar”.

Castejón reprocha la restricción para obtener los productos. “Habían unas listas, y las quitaron. Las eliminaron y dijeron que es por orden de llegada. Los ‘bachaqueros’ llegaron primero. Todos querían pasar y se empujaban. La gente estaba alzada”. Al llegar los cuerpos de seguridad bajó la tensión. No hubo heridos ni detenciones.

Los inventarios de leche de fórmula infantil, pañales, toallas sanitarias, jabón de baño, removedor de esmalte de uñas, desodorante y avena en hojuelas alborotaron a los ansiosos compradores. La situación irregular comenzó con el inicio de la jornada laboral.

Pasadas las 8.00 de la mañana un contingente motorizado de la Guardia Nacional Bolivariana se apostó en las instalaciones para resguardar y apoyar la seguridad notificada por la Policía de Maracaibo, que hacía patrullaje y vigilancia en la otra sede de la cadena privada, ubicada en avenida 72 con Bella Vista.

Los militares controlaron la irregularidad. Nadie irrumpió al interior de la empresa. Tres colas se organizaron: tercera edad, embarazadas y demás compradores. Los uniformados retiraron a cualquiera merodeando la entrada. El intento de desorden rondaba. Parecía intermitente. “Aquí nadie puede estar”, ordenó un oficial para despejar y establecer un perímetro de acción. A gritos una mujer se negó a moverse: “Estoy aquí por necesidad”, vociferó manoteando un récipe médico.

Adentro del establecimiento, en la zona de medicinas y de cajas descargaban productos. Quien buscaba medicamentos no podía acceder a las cajas donde despachaban los regulados. Castejón recrimina las condiciones de compras. Y es que si compraba en pedidos de medicinas no podía abastecerse de toallas sanitarias para su hija. “En farmacia no dan, hay que salir y hacer otras vez la cola”.

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