Triunfó la esperanza

El pasado 6-D se demostró lo acertado del camino escogido, y que la victoria siempre premia a la constancia cuando está acompañada de la razón

A partir del año 2006 un grupo de venezolanos convencidos de la inviabilidad e inconveniencia para el país del llamado Socialismo del siglo XXI y de sus pretensiones de imponer un modelo autoritario contrario a la vocación libertaria y democrática del pueblo venezolano, iniciamos una cruzada en dos direcciones principales: en primer lugar, en la necesaria unidad de la sociedad democrática para tener la capacidad de impedir la imposición de ese modelo; y en segundo lugar, utilizar la vía democrática, la del voto ciudadano, para lograr el triunfo preservando la paz y la posibilidad de unir a los venezolanos en la lucha por un mejor futuro para todos. El pasado 6-D se demostró lo acertado del camino escogido, y que la victoria siempre premia a la constancia cuando está acompañada de la razón. 

A partir de que el pueblo sintió las consecuencias negativas del intento de imponernos un modelo contranatura al modo de ser del venezolano y a lo que espera de su democracia, la necesidad del cambio político, económico y social, se convirtió en un clamor nacional y se concretó en el triunfo contundente de quienes planteamos la necesidad de una nueva Venezuela, muy distinta a la que representa Nicolás Maduro y los que lo acompañan en los diferentes poderes del Estado.

El oficialismo en la pasada campaña parlamentaria leyendo muy mal el sentir del pueblo buscó conseguir su apoyo sin rectificar, utilizando la amenaza como argumento para imponer su modelo, sin tomar en cuenta que los ciudadanos en su gran mayoría estaban cansados de tanta inconsecuencia y humillaciones, que además actuaron conscientes de que en esta oportunidad lo que estaba en juego era el futuro de Venezuela, amenazado por la posibilidad de que triunfe el continuismo. Por eso la campaña del miedo dirigida por el Gobierno nacional fue derrotada por un pueblo consciente de su responsabilidad con su país y preocupado por el futuro de las nuevas generaciones.

Mientras eso pasaba del lado oficial, la Unidad Democrática propuso un cambio para rescatar la esperanza de una mejor Venezuela. No hay dudas de que la esperanza derrotó al miedo en la pasada campaña electoral. No le podemos fallar a la confianza que depositó en nosotros el pueblo venezolano. Debemos actuar con humildad para administrar el triunfo, y con firmeza para cumplir con el mandato de cambio que hemos recibido.

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