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Cuando Trump asumió la Presidencia el pasado 20 de enero, el partido Republicano contaba con la mayoría en las dos cámaras del Congreso, por lo que todo hacía indicar que el multimillonario no tendría problemas en aplicar su programa electoral en su totalidad
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encara un 2018 lleno de retos y que se antoja mucho más tortuoso que 2017, año que al final tampoco ha resultado ser el camino de rosas que muchos republicanos esperaban.
Cuando Trump asumió la Presidencia el pasado 20 de enero, el partido Republicano contaba con la mayoría en las dos cámaras del Congreso, por lo que todo hacía indicar que el multimillonario no tendría problemas en aplicar su programa electoral en su totalidad.
Sin embargo, esa mayoría no siempre ha respaldado las promesas de un Trump que a lo largo del año ha visto cómo varias de sus medidas más rimbombantes se han ido quedando en el tintero ante la falta de apoyo por parte de algunos de sus compañeros de partido.
Por el momento, sus promesas de construir un muro en la frontera con México o de derogar la ley sanitaria del expresidente Barack Obama -conocida como Obamacare-, dos de los grandes pilares de su campaña electoral, no han dejado de ser eso, simples promesas.
La única gran victoria legislativa obtenida por Trump en su primer año de mandato ha sido la reforma fiscal que la semana pasada obtuvo los votos necesarios en el Congreso para ser sancionada, a pesar del rechazo unánime de la bancada demócrata, que la ha llegado a tildar de auténtico robo a las clases menos favorecidas del país.
Superar este complicado juego de equilibrios y apoyos en las dos cámaras del Congreso será, sin lugar a dudas, el principal reto de Trump en este 2018 que está a punto de comenzar y que, para complicar aún más las cosas al presidente, es año de elecciones.
El próximo mes de noviembre, los estadounidenses están llamados a elegir a un tercio de sus senadores y a la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes.