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Donald Trump, presidente de EEUU, no logró convencer ayer a los opositores a su plan para eliminar y reemplazar Obamacare, la reforma sanitaria del exmandatario Barack Obama, pese a los esfuerzos por captar votos suficientes que impidan una derrota del proyecto de ley este jueves en la Cámara baja.
La Casa Blanca, a través de su portavoz, Sean Spicer, subrayó ayer que no hay un “plan B” y que “es tiempo de actuar” con un voto este jueves en la Cámara de Representantes a favor del plan alternativo a Obamacare que avalan Trump y los líderes republicanos del Congreso. Pero, cuando faltan menos de 24 horas para esa votación, las cuentas no van en la dirección esperada por la Casa Blanca.
Con los demócratas unidos en el objetivo de impedir la derogación de Obamacare, si al menos 22 republicanos votan en contra del proyecto de ley que apoya Trump asestarán al presidente su primera gran derrota legislativa y ayer la cifra de detractores superaba la veintena, según los cálculos de medios y fuentes legislativas.
Los legisladores de ultraderecha del Freedom Caucus consideran insuficientes los cambios que propone la nueva ley, mientras que los republicanos más moderados también se oponen a la propuesta porque temen que deje a millones de estadounidenses sin cobertura sanitaria.
“Gran día para el cuidado de salud. ¡Trabajando duro!”, comentó Trump a primera hora desde su cuenta personal de Twitter.
El presidente se reunió durante la mañana con un grupo de congresistas, en su mayoría opuestos al proyecto de ley y algunos del Freedom Caucus, para tratar de convencerles de que voten a favor.
A diferencia de este martes, cuando expresó su confianza en que el proyecto tenía los suficientes votos para ser aprobado, ayer Trump se mostró más cauto y, al ser preguntado por los periodistas sobre qué hará si la Cámara baja rechaza este jueves la propuesta para reemplazar Obamacare, respondió: “Veremos qué pasa”.