Tumeremo y las mentiras

Esa técnica repetitiva como “verdad de Estado”, es la misma de siempre, las víctimas no son de aquellas que el régimen valorará positivamente

Lo sucedido en Tumeremo, muestra la conducta de un régimen que hace de la mentira una forma de gobernar. Ese evento, al cual originalmente el Gobernador chavista de ese estado y militares, desconocieron por todos los medios atribuyéndoles el carácter de “rumores” y diciendo no tener conocimiento de los mismos, se hace noticia por la conducta de los pobladores y familiares de las víctimas, quienes en pie de guerra cerraron la vía que conduce a Brasil y protestaron con pancartas en mano, con fotos de los desaparecidos y textos de reclamo.

Las zonas mineras de toda Guayana, han sido y son tierra de nadie, en las cuales se vive una Venezuela inédita, entre hampa, funcionarios militares y civiles corruptos y organizaciones guerrilleras y paramilitares de los países limítrofes, que persiguen todos en conjunto una explotación feroz, destructiva del medio ambiente, en busca de minerales preciosos. Las reglas van en proporción al botín que se reparte y en el cual el minero, legal o ilegal, es parte de una esclavitud contemporánea, en la cual  el Estado venezolano participa por omisión ante la conducta corrupta de esos funcionarios, representando una vergüenza internacional desde todo punto de vista. Tras esa actividad se escuda la trata de personas, la prostitución, el contrabando, sicariato, drogas y cualquier otro tipo de conducta ilícita, en la cual la existencia del lucro es el paradigma a exhibir. Los derechos humanos son materia de risa, en unas zonas preñadas de una total indecencia pública y privada, que se fundamenta en el dolor y sufrimiento de aquellos que se han aventurado a ser mineros y sus familiares.

¿Cuantos muertos y heridos hay? Lo más probable es que se responda con amenazas y se oculte la verdad. Todo se contesta con falsedades y en este caso no sería la excepción. Cuando más, se buscarán chivos expiatorios, tontos útiles, jueces y fiscales laxos, que se plegarán al libreto que se les entregue, para inculpar al o los escogidos. Esa técnica repetitiva como “verdad de Estado”, es la misma de siempre, las víctimas no son de aquellas que el régimen valorará positivamente, pues  no son precisamente afectos al Gobierno y tal característica los tiñe del color de la sin importancia en este caos que llaman revolución.