Lidiamos con un régimen corrupto enriquecido con la miseria de su pueblo. Con unas Fuerzas Armadas que son el brazo armado del PSUV y con un Ministro de la Defensa arrodillado al régimen castrista. Este es el irracional mundo de Maduro, el que pretende proseguir y profundizar
Se sabe que no nació en Venezuela, que funcionarios del Gobierno y él mismo han hecho públicas, versiones diferentes sobre su lugar de nacimiento. Sin que las autoridades competentes se inquieten, por la mentira que viola el ordenamiento jurídico. El mundo democrático no reconoce las elecciones, con la que se reeligió para un nuevo período gubernamental
En sus manos se ha desbaratado la patria, la ruina ha llegado a todas las instancias empresariales públicas y privadas. El hambre se enseñoreó de nuestra sociedad, de la mano de la escasez y del hampa bolivariana. Ante las pretensiones del irracional régimen venezolano, se hace necesaria una respuesta contundente, no queda tiempo. Es imprescindible una reacción interna y otra internacional… ambos sectores deberán mostrar fortaleza para no ceder a las presiones y las compras de conciencia; coraje para enfrentar las armas del régimen, el autoritarismo y la opresión; e inteligencia para derrotar la ignorancia, el maquiavelismo y el guion cubano.
Tenemos que estar conscientes que no hay alternativa: o vencemos o este país se termina de ir al “zipote”. Las predicciones de los expertos económicos presagian una pobreza jamás vista, la absurda política económica de Nicolás Maduro, compromete con su “rumbo al Socialismo” la viabilidad de Venezuela como país. El reto nuestro y para el mundo, es escoger entre dictadura o democracia. Dentro del país la política sigue viva, no todo está perdido, la gente se atreve, los estudiantes se atreven, las madres también; hay políticos, policías, militares y periodistas presos, vejados, torturados y asesinados y no se rinden ni se pliegan; la resistencia vive, solo falta dirección unitaria.
Estamos claros que no tienen pueblo, que el 85 % de los venezolanos pide volver a la democracia, ellos tienen las armas. Se acabó el tiempo de los ingenuos, de los egos, de los acomodaticios, de los que obedecen a intereses ocultos, de los Zapateros y de los cobardes. Se trata de liberar a Venezuela del dominio político castrista, para liberarla del dominio económico ruso-chino. Hemos sido entregados con el consentimiento de las Fuerzas Armadas. Sobrevivimos con hambre, desempleo, escasez de alimentos, de medicinas, con presos políticos, torturas y epidemias que estaban desaparecidas. Además, con la inseguridad, la inflación más alta del mundo y con sueldos miserables.
Con un régimen que está eliminando niños y ancianos. Con un país donde vienen al mundo las nuevas generaciones, en aceras o en cajas de cartón; con hospitales en ruinas y donde el pueblo mendiga y revisa las bolsas de basura. Lidiamos con un régimen corrupto enriquecido con la miseria de su pueblo. Con unas Fuerzas Armadas que son el brazo armado del PSUV y con un Ministro de la Defensa arrodillado ante el régimen castrista. Este es el irracional mundo de Maduro, el que pretende proseguir y profundizar. Sin dudas, sin que nos quede nada por dentro, solo nos queda enfrentarlo y devolverle a Venezuela su libertad.
Entonces lo primero es estar claros, enfrentamos una dictadura, corrupta y sin escrúpulos; segundo que la precariedad de las condiciones como vivimos aumentar; tercero que el régimen solo ha intentado ganar tiempo para instalarse con más fuerza; cuarto que no existe la justicia ni el Estado de derecho; que existen bolichicos, enchufados y colaboracionistas; que pueden encontrarse a nuestro lado y que lo que el régimen llama profundizar el Socialismo es lograr el control total de los venezolanos.
Por lo tanto, no habrá rectificación, al contrario se profundizará. Veremos más represión, más hegemonía comunicacional, más adoctrinamiento, más persecución y más crisis. Mantener al pueblo sometido con las necesidades básicas es parte de la estrategia. Pero el ser humano necesita tanto satisfacer sus necesidades básicas materiales, como las espirituales. Es con ese venezolano que se escribirán nuevas páginas de nuestra historia. Solo necesita de la voluntad y la palabra clara, lúcida y decidida de una dirigencia que le devuelva la esperanza y la capacidad de soñar. Que le permita creer nuevamente que está en sus manos construir un nuevo orden democrático. La misma que logrará la ayuda internacional, siempre y cuando despierte confianza; renueve con la justicia internacional; se comprometa a limpiar la administración de corruptos; narcos y pro-terroristas, y se ocupe del desarrollo nacional y de integrar de nuevo a Venezuela en un sistema de cooperación regional e internacional.