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Literatura y biografía en un mismo libro. El escritor Jesús Marchamalo y el dibujante Marc Torices sintetizan en Cortázar la vida y el espíritu de la obra del escritor argentino, cuya larga sombra cobija aún, 33 años después de su muerte, a muchos lectores.
Este retrato poliédrico del autor de Rayuela (Torices realiza un trabajo estilístico sorprendente con los textos de Marchamalo) es una de las novedades recién salidas de la imprenta que se han visto estos días en el Salón del Cómic de Barcelona, aunque el proyecto comenzó a gestarse en febrero de 2014, explican los autores.
El libro discurre por la vida de este gigante de la literatura, nacido en Bruselas en 1914, creador experimental y uno de los pilares del boom de la literatura latinoamericana, que, curiosamente, también realizó sus pinitos en el cómic con Fantomas contra los vampiros multinacionales.
Fue la editorial Nórdica la que contactó directamente con Marchamalo (Madrid, 1960) para plantearle la posibilidad de una biografía ilustrada del autor de Bestiario, en la que ha sido su primera incursión en el género. “No soy un experto, pero me interesa mucho la novela gráfica, no debe considerarse como literatura menor, y solo por su función como puerta a la lectura, el valor del cómic es incalculable”, afirma el escritor sobre una obra que se publicará en Latinoamérica en unos tres meses.
Marchamalo dio un “sí incondicional” a este proyecto. “Porque Cortázar es el escritor fetiche para una generación, por su compromiso político, por su vida en París, por su leyenda. He intentado ser leal y objetivo, algo difícil cuando hablas de alguien al que admiras”, explica.
La relación entre el autor del guion y el dibujante Marc Torices (Barcelona, 1989) durante la gestación del libro fue sobre todo vía correo, lo que no ha impedido que el entendimiento haya funcionado a la perfección.
Al detalle
En esta obra de casi 230 páginas aparecen aspectos esenciales de la vida del escritor. Su infancia, los constantes viajes, el jazz, París, la revolución castrista o esa mala salud que lo llevó a la tumba demasiado pronto, en París, con apenas 69 años, convertido en ciudadano francés, nacionalidad que adoptó en protesta contra la dictadura militar argentina.