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José no para de rascarse los brazos desde hace un mes y María le da de tomar antibióticos a su pequeña Isabel, mientras marcos camina sobre tablas y piedras con las manos en la cara para evitar la hediondez. Desde hace más de 50 días, los habitantes del barrio Las Playitas en Monte Claro, “no pueden respirar” debido a los fétidos olores que producen las aguas negras que se escurren por el pavimento sin control.
Una pantalla verdosa permanece diariamente en el suelo a lo largo de mil metros y los huecos en las arterias viales son notorios. El bote de agua que surge de un colector en la calle 11 con avenida 58 A y 59 ocasiona bronquitis, escabiosis, amibiasis, hepatitis, vómitos y diarreas. Las transversales, permanecen trancadas con mecates y escombros, impidiendo el paso vehicular como medida de presión para que las autoridades ofrezcan una respuesta.
El problema, según vecinos, inicia en la urbanización Santa Clara donde ya trabaja la empresa estatal encargada. Más de 12 comercios están afectados y cientos de familias. Calixto Salas, comerciante de la barriada, comentó que los carros pasaban por el lugar y “bañaban” a sus amigos.
Buscando respuestas
Edinson Durán, residente del lugar, señaló que no cobran peajes, ni son malandros. “No queremos problemas, exigimos soluciones”, dijo. 60 personas entre niños, abuelos, adultos y personas con algún tipo de discapacidad están enfermos y así como “mandan a colocar puentes para atravesar de la calle a la acera, deben enviar unidades médicas para atender a la población”.
Los vecinos, se organizaron y restauraron el aro de protección de la taquilla porque estaba roto, pero aseguraron que no tocaron la tubería. Elsis Araujo, ama de casa, catalogó el escenario en el que viven como un desastre y en las tardes el olor es “peor”. Las aguas negras entran por los sumideros y se desbordan dentro de los hogares desde hace ocho años, por lo que exhortan a las autoridades a reacondicionar las tuberías de agua servida. En Monte Claro, esperan que las promesas no queden en palabras, mientras el “nauseabundo olor llega hasta el alma”.