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El estrépito de la protesta va adueñándose de los pueblos del interior, ya no es San Cristóbal, Barquisimeto, Maracay, la indignación contra el régimen va bajando a las entrañas, esta vez fue San Félix.
El sudor de las colas, las quemaduras que produce en los rostros el sol de la espera, la falta de aceite, arroz, pastas, azúcar, jabón, insecticidas, leche en polvo, medicinas de todo tipo, la hiperinflación, van caldeando un ambiente que hacen estos cuatro meses que faltan para sacar al chavismo del poder largos y sufridos.
El asesinado en San Félix, no es cualquier muerto. Se llamaba Gustavo, como cualquier joven venezolano. Lo mató un tiro en el pecho cuando esperaba su turno para comprar lo que quedara. Porque así son las colas, llegas y la frustración se convierte en desespero e impotencia cuando te dicen: se terminó todo.
La procedencia del disparo que acabó con su vida es atribuida al régimen cuando comenzó el saqueo. No se hizo esperar la voz gorda del Nicolato. Lo mató el imperialismo, la ultraderecha, la oposición. Nunca es la dictadura. Este régimen ha convertido al pueblo venezolano en limosneros. “No les des todo a la vez, mantenlos en los mercados a merced de lo que vayas distribuyendo; dales esta semana una cosa y lo otro la próxima. Así nos mantuvimos nosotros en el poder”. Le dice un cubano al mandatario.
Hay diversas reacciones ante lo que ocurre. El hijo de un general le decía a su padre “acaba de distanciarte de esta camarilla”. Un dirigente de la oposición aconsejaba mantenerse como espectadores silenciosos para esperar al PSUV en la bajadita”. Un Ministro le sugirió a Maduro nombrar ahora lo menos posible al difunto Chávez, para que la gente no lo asocie con esta debacle. Mientras tanto el mayor operador político del régimen le dice a su hijo y a los colaboracionistas que saquen el dinero lo antes posible. Fuga de capitales.
Están proliferando marcas de productos que no conocíamos, sin control de calidad, mientras a la Polar la tienen con el revólver en el pecho. Aconsejan prohibir pasta italiana y los anaqueles comienzan a llenarse de pasta china de arroz, justo cuando China otorgó cinco mil millones más de empréstito. Nada es inocente.
El muerto de San Félix resucitará la noche del 6 de diciembre cuando el tsunami de votos le convierta en una mueca a Tibisay Lucena la lectura de los resultados.