Un país destruido, una nación acabada

Maduro en 2013, hablaba de trabajar las 24 horas del día, para lograr la prosperidad del pueblo y después comenzó a excusarse con una guerra económica elaborada en los laboratorios de la sala situacional de Miraflores

Nicolás Maduro será que no se percata de la hambruna que ataca al pueblo venezolano y que llevará a centenares de miles, y millones quizá, a morir de hambre y de enfermedades, y se hace el loco para no ver su obra destructora, iniciada por el engendro infernal de Sabaneta de Barinas, el “intergaláctico”, y tienen razón porque se trató de una especie de misil venido desde las profundidades del infierno con su carga desenfrenada de locura y de odio que hizo explosión hace varios años y continúa teniendo réplicas.

Ese estallido no dejó edificios demolidos o en ruinas como los que deja una guerra convencional o de última generación, sino hogares destruidos por los venezolanos que han tenido que emigrar a otras latitudes, servicios públicos colapsado, carreteras y puentes en mal estado; empresas y comercios quebrados o en estado de cierre, y con ello, millones de desempleados; hospitales sin dotación de medicamentos y equipos médicos para salvar vidas, cumpliendo con el derechos constitucional de la vida y la salud, y todo cuanto la mente humana pueda imaginar.

Cómo puede echar adelante una nación donde la mayoría de las familias pasan hambre porque la hiperinflación promovida por el régimen corrupto y disoluto de Maduro, no permite que pueden darle a sus hijos una alimentación balanceada, para que tengan un desarrollo normal y condiciones físicas y mentales que los lleven más adelante a constituirse en la generación de relevo. Seremos una nación de famélicos.

Y ante esta dramática realidad vemos a un Maduro que aparece todos los días, en cadena de televisión y radio, describiendo un país que sólo existe en su cerebro y en su verborrea, y un pueblo que lo apoya, y se pone a bailar con Cilia y vive la vida loca.

Es un contumaz embustero que desde el inicio de su desastrosa gestión, en 2013, hablaba de trabajar las 24 horas del día, para lograr la prosperidad del pueblo y después comenzó a excusarse con una guerra económica elaborada en los laboratorios de la sala situacional de Miraflores, la cual ha perdido porque Venezuela está destruida y la nación acabada.

Mientras tanto millones de venezolanos se preparan para unirse a los más de tres millones que han huido del país en los últimos cuatro años en la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Y con todo esto, pretenden hacer creer que Venezuela es el único país del mundo donde los venezolanos son tan masoquistas que reeligieron al hombre que ha causado la hambruna de más de las tres cuartas partes del país y demás males que agobian a la nación.

Visited 4 times, 1 visit(s) today