La crisis política y económica que vive Venezuela, da hincapié para que el reconocido pintor zuliano, Juan Carlos Ardenti, dé su opinión sobre la debacle que afecta al arte nacional
La crisis sigue generando incertidumbre a las distintas industrias de entretenimiento del país, en este caso, al arte. El reconocido pintor zuliano, Juan Carlos Ardenti, quien destaca en distintas galerías de la ciudad y en los Estados Unidos, en conversaciones con el diario La Verdad explicó la problemática que enfrentan los profesionales a la hora de plasmar su inspiración en un lienzo.
Para Ardenti, “la historia nos ensena que el arte en sus distintas manifestaciones siempre prevalece ante las crisis. En el caso de Venezuela, la problemática se evidencia en la poca o nula presencia de instituciones oficiales que apoyen la producción local, recortes en los presupuestos de museos y de galerías públicas, el cierre de galerías privadas, la falta de insumos y materiales”, por lo que se hace cuesta arriba emprender proyectos y el artista se desmotiva y olvida sus aspiraciones.
En contraparte, el arte es inefable, porque permite decir aquello donde el lenguaje es insuficiente, se expresa a través de múltiples vías, lo que puede motivar, alegrar y dar impulso, por lo que es indispensable en la vida o cotidianeidad del ser humano.
“Un país sin arte es un país triste, es un país sin alma”, destacó el zuliano, quien siguió: “el arte permite que el país viva y a su vez se transforme en una voz para los que no tienen voz. Contemplar o crear arte es una forma alterna de remover escombros, de construir, de progresar, de unir; restaurando el espíritu luchador y levantándonos del derrumbe psicológico y anímico donde nos sumergió la crisis política y económica”.
Posicionamiento en el exterior
El retratista figurativo-pop, quien por experiencia propia sabe que para traspasar fronteras, la única manera de que no se inicie desde cero es, que el artista sea llamado por una empresa extranjera o tenga un empleador que patrocine su labor como una galería, compañía de teatro, orquesta, entre otros, por lo que “el posicionamiento, el éxito o el fracaso del artista es relativo (…) depende de cada caso”.
“Conozco a unos (artistas) que tienen mucho éxito en Venezuela, muy a pesar de la situación país, tienen trayectoria y una reputación que los antecede y eso les ayuda a cotizar muy bien su trabajo, así como hay artistas que salieron de su contexto y probaron suerte en el exterior y tienen éxito, creo que en cualquiera de los dos casos, el éxito o el fracaso dependen en gran medida de aprovechar las oportunidades y tomar las decisiones correctas”, explicó.
Motivación
Para muchos, salir de la zona de confort laboral es motivo suficiente para reinventarse, tal como lo explica el pintor, quien está invitado a Dubái para exponer sus retratos figurativos pop.
“Todo esto nos obliga a encontrar otras formas de desarrollarnos y crecer, por lo que es un estímulo para nuevas ideas. Al emigrar también logramos proyectar el arte venezolano internacionalmente. Es una forma de ver el vaso medio lleno”, indicó.
Los artistas criollos acostumbran a producir por encima de los obstáculos, tanto materiales como anímicos, ya que la transculturización es abundante en el país.
“Pienso que la idea misma de confrontar la crisis a través del arte inspira a seguir trabajando, creo que si hay algún momento en el que tenemos que volcar lo que sentimos y lo que llevamos dentro, es este el momento, debe ser ahora mismo”, exclamó.
Válvula de escape
En un país donde la prioridad es conseguir por lo menos una comida al día, pareciera descabellado e innecesario hablar de arte, pero el ser humano es un ser integral y complejo, y no solo vive del pan.
Ardenti explica que: “el arte, en sus muchas expresiones, debe estar presente en la vida de las personas, pues forma parte de sus necesidades de estima, pertenencia y autorrealización, y en los venezolanos suplir esas necesidades se hace apremiante, necesitamos válvulas de escape a la presión y al estrés que nos causa la incertidumbre y la inestabilidad todos los días”.
La falta de espacios culturales, también cumple un factor importante a la debacle que vive el arte. A los niños no se les cultiva la sensibilidad y percepción positiva para transformar la realidad. “Exhorto a los padres a no privar a nuestros niños de la práctica de las artes, aún existen espacios en nuestra ciudad que promueven actividades culturales gratuitamente, exhibiciones obras de teatro y música, aún hay venezolanos que creemos que el arte cura, que el arte sana, que une y no tiene fronteras”, concluyó Juan Carlos Ardenti.