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La urgencia de buscar un nuevo hígado obligó a Orlando Simancas, empresario, a mudarse a Medellín. En el vecino país había una esperanza de vida que tenía que ser ganada primero en un juzgado. “Primero tuve que pasar por una serie de procesos legales porque allá (Medellín) está prohibidos los trasplantes a los extranjeros. Esperé tres meses para que el juez sentenciara a mi favor, mi causa apelaba a los derechos humanos. Gracias a Dios, la sentencia me favoreció”.
Luego de la aprobación legal el hombre de 54 años se acercó al Hospital San Vicente de Paul, donde lo aceptaron como paciente de trasplante de hígado. Fue en mayo, pero lo recibieron en agosto. Desde esa fecha hasta diciembre pasó por muchas crisis. “Me hospitalizaron, me drenaban los pulmones, el estómago, estaba grave. El 13 de diciembre del 2010 colapsé, estuve a punto de que me diera un infarto por la retención de líquido. Ese día me colocaron como uno de los pacientes principales en la lista de espera nacional”.
El donante de su hígado apareció el 20 de diciembre. “Me llamaron a las 5.00 de la mañana, me despertaron diciéndome que tenían el órgano, la operación duró 14 horas y fue un total éxito”. Cuatro años y medio después de la operación que lo devolvió a la vida Simancas vive “mejor que antes”. “Agradezco a Dios por darme esta oportunidad, ahora llevo una vida más sana, ya no bebo por todo el medicamento que tomo y por cuestión de salud”. Desea que la donación de órganos se vuelva parte de la costumbre del venezolano. “También es muy importante contar con la familia y la información de las enfermedades. A mi nunca me dijeron que por tener un hígado graso pasaría por todo esto”. Ahora tiene una fundación llamada Cuida tu hígado donde presta ayuda a las personas.
En Venezuela
La dificultad de conseguir un donante en el país motivó a Simancas a salir del país por ayuda. Magda Ortiz, presidenta de la Fundación Zuliana de Hígado, comenta que son muchísimos los pacientes que necesitan ser trasplantados. “El paciente depende del estado de su enfermedad, cuando tiene una enfermedad muy avanzada, el paciente a veces tiene meses o semanas de vida. Los tiempos que se les dan de espera son de uno a dos años, y a veces el paciente fallece porque tiene muchas complicaciones durante la espera”. Asegura que en el país se tienen graves problemas con la cultura de donación de órganos. “No la tenemos, y ese debe ser el primer paso que tenemos que dar”.
El trasplante de hígado tiene un costo de 70 mil dólares, calculados a tasa Simadi el cambio a bolívares, apunta Roberto León, gastroenterólogo y patólogo. “Esos costos en buena parte son subvencionados por el estado venezolano, lamentablemente muchas veces no son suficiente y hay la necesidad de buscar financiamiento en otras fuentes o a través del propio paciente, o seguros privados costear estos gastos”.
En comparación a otros países los donantes de órganos en Venezuela están por debajo de lo que se debería. “Deberíamos estar haciendo más trasplantes”. Reducir los períodos de espera es una meta. “El tiempo puede ser variable de acuerdo con la prioridad que se tenga. Lamentablemente pensamos que las cosas deben mejorar en ese sentido. Los lapsos son muy largos”.
54 por ciento de los pacientes de la Fundación Hígado han sido trasplantados
Trasplante en niños
El año pasado se trasplantaron a cuatro niños, uno de ellos era una zuliana. “La paciente es de Maracaibo y fue trasplantada por una hepatitis autoinmune, el trasplante hepático era su única opción de vida”. Explica que a diferencia de los adultos, donde la primera causa es una infección, para los niños son las malformaciones congénitas. “La atresia vías biliares es una patología muy frecuente, de hecho es el primer motivo de consulta y la primera causa de niños trasplantados. Esto ocurre en niños que presentan una coloración amarilla en las primeras dos semanas por diferentes causas”. Un diagnostico oportuno es esencial. “Si se da después de los cuatro meses las complicaciones son mayores y la sobrevida poca”.