Mi amada nieta se gradúa en la Universidad de Calgary (Canadá) en Ciencias Ambientales, esto para mí es una bendición de Dios. Ver a mi nieta obtener su título académico de una de las mejores universidades de ese país, me llena de satisfacción. Desde su Venezuela querida, le pido a Dios que la bendiga siempre, que continúe adelante, y le deseo el mayor de los éxitos
Quiero dedicar este espacio gentilmente cedido por La Verdad, a uno de los más grandes tesoros de mi vida, mi nieta mayor Valeria Cristina Gutiérrez Durán.
Ella es hija de mi hija mayor Dariela Judith y Fabio Eduardo. Desde aquel 22 de noviembre, nuestras vidas cambió, era la primera nieta, la primera sobrina y recibió todas las atenciones y cariño que se le puede brindar a un ser especial.
Con ella conocimos un nuevo amor, el amor de abuelos. Tanto para mi recordado esposo Darío como para mí, su llegada fue sinónimo de esperanza y fe para seguir adelante y verla crecer.
Recuerdo que cuando nació era demasiado chiquita y pesaba apenas tres kilogramos. Yo la miraba y decía: ¿me permitirá Dios verte crecer y convertida en una mujer?
Hoy, Dios me ha dado esa oportunidad. Mi amada nieta se gradúa en la Universidad de Calgary (Canadá) en Ciencias Ambientales, esto para mi es una bendición de Dios.
Ver a mi nieta obtener su título académico de una de las mejores universidades de ese país, me llena de satisfacción y es un regocijo inmenso para sus padres y toda la familia, verla que alcanzó un peldaño importante en su vida.
Valeria es una joven que ha mantenido un nivel de familiaridad con todos, añora su adorada tierra Maracaibo, es una niña maravillosa, de gran corazón, cariñosa y excelente estudiante.
En cada uno de mis nietos siento esa alegría de vivir y guiarlos por el mejor sendero, dejándoles ejemplos a seguir y los mejores recuerdos: la joya más preciada, el libro más leído, los momentos más significativos.
Desde su Venezuela querida, le pido a Dos que la bendiga siempre, que continúe adelante, y le deseo el mayor de los éxitos. El camino apenas está empezando, querida nieta. Mantén la misma línea de rectitud y sé que llegarás lejos. El apoyo de tus padres, de tu familia y por supuesto de tu abuelita Judith, lo mantendrás siempre en todo lo que te propongas.
Le ruego a Dios que me dé más vida y buena salud para llegar a ver mis primeros bisnietos. Es el deseo de toda abuela alcanzar a ver a su cuarta y quinta generación.
Estoy segura que tu abuelo Darío en el cielo se siente muy orgulloso de ti como lo estoy yo. Recuerda siempre que te amamos y a pesar de la distancia, siempre estoy contigo.