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“Un buen economista sabe que la planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras sino en el futuro de las decisiones presentes”. Peter Drucker
Existe a nivel mundial una elevada insatisfacción por la forma en que se mide el grado de desarrollo de los países. La crítica se hace a los denominados “indicadores tradicionales”: el PIB; el PIB per cápita; el índice de desarrollo humano y el índice de densidad económica.
Hace aproximadamente 30 años, la brecha de la desigualdad económica llevó al economista japonés Kenichi Ohmae a acuñar el término de “Tríada Económica” para identificar de manera simplificada tres macroregiones que dominan la economía global al igual que los grandes alineamientos de la política internacional. Ellas son: América del Norte (EEUU+Canadá); Europa Occidental (Unión Europea+Noruega+Suiza) y Asia Pacífico (Japón+Corea del Sur+Australia+Nueva Zelanda). Hoy habría que tomar en consideración a la China. El caso es que en este pequeño grupo de países se encuentran las mayores tasas de desarrollo, el resto de los países se encuentran estigmatizados por la debilidad de sus economías. Obviamente habría que considerar la confiabilidad de los datos con los que se calculan esos indicadores por cada uno de los países.
Dada la necesidad de revisarlo todo, teorías y axiomas, metodologías y variables, percepciones de gradualidad, etc., se ha propuesto un nuevo indicador denominado IDSE (Indicador de Desarrollo Socio Económico) que intenta medir el grado de desarrollo de sociedades y territorios considerando además otras variables alternativas como: el número de usuarios de redes sociales, el bienestar ambiental, el costo de la vida, la exportación de productos de alta tecnología y algo tan complicado como el grado de felicidad.
En todo caso, los institutos y centros de investigación y las academias tienen un enorme campo de estudio para hacer aportes en el sentido de lograr indicadores ajustados a las nuevas exigencias de medición del desarrollo de los países. Mi hipótesis es que Venezuela quedaría muy mal ubicada a nivel global. 17 años de involución pesan demasiado. En todo caso, creo importante que se generen espacios de indagación y discusión. Mi intención es propiciar esas acciones desde la Academia de la Ciencia Económica del Estado Zulia.