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Esta primera semana de febrero ha comenzado con gran intensidad debido a los acontecimientos políticos ocurridos, los cuales superan el dinamismo con que empezó el año, y opacado el furor que provocó el espectáculo del superbowl con los movimientos y sacudidas de las caderas de Shakira y Jennifer López.
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La negativa del régimen de Venezuela a permitir el ingreso de los miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es una confesión explícita de su culpabilidad que abulta el informe de la señora Bachelet, donde se señalan las violaciones de lesa humanidad que el régimen ha venido cometiendo insistentemente, sin disimulo, en franco desafío a todos los organismos internacionales.
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La presencia de Juan Guaidó en el Congreso más importante del mundo, invitado por el presidente Donald Trump en el discurso del Estado de la nación, resultó apoteósico. Ovacionado por un tiempo más largo de lo normal, de pie, y por los integrantes de los dos grandes partidos en un solo aplauso, demostró quién es “el verdadero y legítimo” presidente de la nación venezolana, como lo mencionara el presidente de la primera potencia mundial. Su amenaza: “La tiranía de Maduro será destruida” y su compromiso: “Señor Presidente, lleve nuestro mensaje al pueblo venezolano: los estadounidenses están unidos por la lucha por su libertad”, seguramente puso en tensión a más de un dirigente chavista y a lloriquear a los máximos representantes del régimen más bestial y atroz que ha tenido nuestra nación.
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Desde mi particular visión, la falta de pedagogía política observada al comienzo del acto por la expresión de desaire del presidente Trump a la presidenta del Congreso, así como la nada ejemplar conducta de esta al romper la copia del discurso al final, quedaron impresas como mal ejemplo ante el mundo de lo que es la falta de tolerancia y respeto, que son dos principios esenciales de la democracia.
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Al día siguiente, el Senado norteamericano absolvió de cargos al presidente Trump, los cuales habían sido planteados por los representantes demócratas y este invitó a nuestro Presidente legítimo a la Casa Blanca, lo que aceleró los movimientos peristálticos del estómago de los integrantes de la mediocridad política del régimen y de algunos miembros de la oposición de la oposición. Para completar, aunque tardíamente, el presidente español, Pedro Sánchez convocó una rueda de prensa donde manifestó el respaldo oficial de su gobierno al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, tratando de enmendar el error de miembros de su gabinete y probablemente enfrentando a sus socios de Podemos y los negocios de Zapatero.
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Sin duda, Guaidó se cubrió de gloria, la cual esperamos se haga extensiva para todos los venezolanos. Nuestro Juan creció y se puso a la altura del liderazgo mundial, lo cual refuerza la estrategia de la ruta trazada inicialmente. Unámonos los venezolanos a su alrededor para completar exitosamente la espectacular faena.
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