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La tormenta de nieve que recorrió ayer el nordeste de Estados Unidos tuvo un impacto en Nueva York menor del que se temía inicialmente, pero las autoridades pidieron extremar la precaución en las carreteras debido al hielo.
“Aunque no está nevando tanto como esperábamos, todavía es una tormenta peligrosa y seguimos dando los pasos necesarios para mantener a los neoyorquinos seguros”, explicó el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, en una rueda de prensa.
El temporal afecta a varios estados de la región nordeste del país, como Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania, con una población total de 72 millones de personas y que en algunos lugares ha dejado una cantidad de nieve que llega hasta los 58 centímetros.
De Blasio anunció que el estado de emergencia en la ciudad, que le permite aplicar medidas especiales, se mantendría hasta la medianoche de ayer y el dispositivo de seguridad pública trabajaba intensamente para que hoy los ciudadanos puedan retomar la normalidad en las escuelas y los negocios.
Las escuelas públicas de Nueva York y numerosos espacios, desde museos o bibliotecas hasta la sede de Naciones Unidas, permanecieron cerrados y solo estaban llamados a acudir al trabajo los empleados públicos esenciales.
Bajo recomendación de no hacer desplazamientos innecesarios, los neoyorquinos han podido contar ininterrumpidamente con el servicio subterráneo de metro, que sufrió retrasos, y de autobús, cuya frecuencia se redujo.
La gran tormenta invernal provocó numerosos retrasos y cancelaciones en vuelos que entraban y salían del país, y entre los aeropuertos más afectados se encuentra el de Newark, en Nueva Jersey, que canceló el 86 por ciento de los viajes salientes.
En Estados Unidos se cancelaron ayer cinco mil 998 vuelos con origen o destino en el país, no necesariamente por el temporal invernal del nordeste.