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Los representantes de Unasur, suerte de refugio del izquierdismo fracasado de esta parte del mundo, han venido a nuestro país a pedido del CNE (entiéndase Gobierno venezolano), para que cumplan tareas de veedores del proceso electoral del 6-D. El secretario general de ese organismo, expresidente de Colombia Ernesto Samper, de ingrata recordación en su país, a consecuencia de los señalamientos que se le hicieron por involucrarse en actos censurables incompatibles con la alta investidura presidencial que le correspondió ejercer, nos anunció que la misión de Unasur estaría encabezada y representada en su vocería por el ciudadano Leonel Fernández, expresidente de la República Dominicana, coto cerrado de los herederos políticos de los regímenes dictatoriales de Chapita Trujillo y el sempiterno autoelegido presidente de ese país, Joaquín Balaguer.
Esas son pues las credenciales de tan limpios e inmaculados veedores, cabezas visibles del proceso electoral de nuestro país, quienes tendrán palabra importante y si se quiere determinante a la hora que se debata la autenticidad de cualquier denuncia que haga la oposición (MUD) en relación con las irregularidades que ocurran en el proceso como estamos seguros sucederá. ¿A quién responderán estos ciudadanos representantes de un ente creado para escuchar los discursos trasnochados y comunistoides de Chávez en su tiempo, Evo Morales, Lula y Dilma Rousseff, Rafael Correa y los Kirchner además de otros, de la cuestionada y mediocre política de los barones del liderazgo suramericano? ¿Qué experiencia tiene ese organismo para garantizar una eficiente y no comprometida observación electoral?
Esa representación nos hace recordar la que ejerció el expresidente César Gaviria en el controvertido proceso del derrocamiento de Hugo Chávez y el posterior referéndum revocatorio, en el que hubo muchos voceros venidos del exterior a resolver nuestras diferencias y luego se marcharon con sus alforjas llenas con los petrodólares de entonces. Quien ha expresado que ganará el 6 de diciembre “como sea” nos ha podido estar enviando una señal del porqué se siente optimista y seguro. ¿Es que no les es suficiente tener a su disposición y mando a un CNE del que casi todos desconfían y se hacen interrogantes por las actuaciones anteriores? No, además de eso necesitan de quienes satisfechos avalen y digan que el mejor CNE del mundo como lo califican, volvió a ganar. Esperemos, en la calle se siente otra tendencia.